Nada nuevos son la censura y el control de contenidos en la red, e incluso el mismo país que inventó ese medio de comunicación, Estados Unidos, y que se ha jactado de difundir que su mayor valor como sociedad es preservar dicha libertad, a partir de 2001 empezó con un proceso de control de contenidos de la red echando por tierra muchas de las posiciones que en esa materia sostienen sus representantes en distintos foros internacionales.
No obstante las palmas en ese terreno se las llevan las dictaduras, un caso sobresaliente es el régimen islámico-militar de Sudán, que se ha destacado por el genocidio efectuado en Darfur, que se ha sacado recientemente de la manga una nueva modalidad de violación de los derechos civiles de quienes visitan esa nación. Cualquier persona que ingrese a la misma con computadora portátil debe entregarla por lo menos 24 horas a las autoridades locales con el fin de revisarla y verificar si no cuenta con material “dudoso” o que afecte la seguridad interna del país.
El argumento es que con ello se evitará que se propale material pornográfico, fotos y películas particularmente, con lo cual se violentan no sólo los derechos de las personas, sino que se vulnera su privacidad al obtener de sus equipos información privada de diversa índole. La moralidad teocrática impuesta por ese gobierno militar es similar al efectuado por otras dictaduras que inventan pretextos para entorpecer el uso de internet, impedir la circulación de determinados contenidos por la misma y violentar los más elementales derechos de las personas.
La actitud de los militares e integristas que gobiernan Sudán de la mano de Alá, no se molestan en informarles a quienes son afectados y les incautan y borran información de su disco duro sin dar explicación alguna. Ellos deciden actuar como les viene en gana y en nombre de la purificación de las costumbres destruyendo equipos e incluso deteniendo a quienes portan dichos equipos.
Realmente esta nueva restricción de los derechos humanos y la libertad de expresión no sorprende en una nación en donde eso es pecata minuta comparado con los asesinatos masivos perpetrados en Darfur o los cometidos durante la guerra civil contra cristianos. Los fanatizados en nombre de la purificación envían a la pira a quien osa ofender al “señor”. El chiste es que no importa si los fanatizados son mormones, como Bush, o musulmanes, ya que lo único que les interesa es controlar la información que circula en la red e impedir uno de los derechos elementales del que debe gozar cualquier ser humano: la libertad de expresión.
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