Democratización de la intimidad

sábado, 13 de marzo de 2010

Hace 150 años nació la burocracia moderna, de la mano de la Revolución industrial, que trajo consigo una nueva organización en el campo laboral que desembocó en hábitos y comportamientos en el espacio de trabajo. Como resultado se reorganizó el lugar de trabajo, e inició un paulatino proceso de cambio de hábito para que los trabajadores empezaran a centrarse o poner mucha atención en lo que hacían, olvidándose de lo que sucedía fuera de su ámbito de trabajo. Fue la puesta en marcha de un enfoque racional que empezó por separar y diferenciar claramente lo público y lo privado.

Sin embargo, esa situación cambió cuando las sociedades se volvieron más complejas, la economía se diversificó y avanzó para mutarse en una sociedad de servicios. La aparición del teléfono y su uso generalizado a lo largo del siglo XX en los espacios de trabajo ocasionó que los empleados empezaran a tener conversaciones e interacciones más allá del trabajo.

No obstante, como dice la antropóloga Stefana Broadbent, ese rompimiento no fue efectivo y amplio por lo que siguió imperando un aislamiento impuesto a los empleados por las instituciones, que se generalizó a diversos ámbitos de la sociedad como escuelas, hospitales y todo tipo de espacio laboral. Pero la situación empezó a cambiar a partir de la década pasada, al aparecer internet y multiplicarse las conexiones inalámbricas y popularizarse la telefonía celular, lo que dió paso a lo que Broadbent denomina la "democratización de la intimidad", que llevó a las personas a establecer canales de comunicación íntimos desde el trabajo hacia distintos puntos y romper el aislamiento impuesto por las instituciones laborales.

La paradoja es que redes sociales como Twitter, Facebook o la misma telefonía celular, que permiten superar esas ataduras institucionales, tampoco llevan, como comúnmente se cree, a una interacción con infinidad de personas, como se pensaría por los contactos o seguidores que acumulan las personas en las redes sociales.

Por eso, algunos sociólogos estiman que las redes sociales generan ensimismamiento, encapsulamiento y desconexión con lo público. Sin embargo, más que un rechazo a lo público, lo que en realidad sucede es que internet en general y las redes sociales en particular permiten recuperar lo privado y la intimidad.

Publicado en Milenio.

El ataque a Google

jueves, 11 de marzo de 2010

Una auténtica novela se armó debido al ataque que Google recibió semanas atrás por parte de hackers chinos, lo que llevó a esa empresa a referir que abandonará ese país asiático. Incluso las dos principales figuras del gobierno estadunidense, Barak Obama y Hillary Clinton, manifestaron su preocupación y dijeron que no tolerarán la censura impuesta por China en la red. Mientras que el gobierno chino dice que no tiene interés en ponerle piedras a Google y declara que ésta tiene la puerta abierta para comercializar su plataforma Android para celulares en esa nación asiática.

Pero más que una declaratoria de guerra de Google contra China, el ataque sufrido por dicha empresa, y conocido como Aurora, expresa una preocupación y molestia que va más allá del ataque mismo. La contrariedad de Google se debe a que lo sufrido por sus servidores conlleva otra cosa: el embate va más allá de sus negocios en China, porque afecta la columna vertebral de su modelo de negocio y desnuda sus debilidades al atacar las dos estructuras fundamentales de su propuesta de negocio: la neutralidad de su motor de búsqueda y la confidencialidad de los datos personales de los internautas que recolecta Google para orientar su publicidad.

Google había pactado con las autoridades chinas sujetarse a ciertas reglas que éstas le impusieron para poder operar en ese país, incluso renunciando a uno de los pilares de su política: la neutralidad de los resultados en su buscador, al eliminar lo que fuera cuestionado por la policía de esa nación y proporcionarles la información que requirieran de sus bases de datos. Pero a cambio de esa manipulación efectuada en los resultados en su buscador, lo que se ganó fue un ataque a sus servidores, que se piensa pudieron ser alentados por la misma policía china, lo que la vuelve vulnerable ante sus usuarios y pierde parte de la dignidad que le quedaba por el afán de imponerse como empresa dominante.

Pero más allá en lo que derive el affaire Aurora, debe tomarse en consideración que el ataque sufrido por Google en China ha revelado que la infraestructura y/o servidores de ese buscador son vulnerables, no sólo en esa nación sino en todo país en donde tiene servidores. Amén de que si Google puede manipular su motor de búsqueda por las razones antidemocráticas impuestas por China, ¿acaso no podría hacer lo mismo por motivos democráticos en cualquier nación?

 
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