El mito WikiLeaks

domingo, 19 de diciembre de 2010


Creado a fines de 2006, el sitio Wikileaks es un referente periodístico en el planeta para millones de usuarios. Sin embargo el entusiasmo que despierta soslaya que el método de filtración de documentos no siempre se hace de la mejor manera y con respeto a ciertos preceptos periodísticos. Wikileaks publica documentos que no son seriamente revisados y se difunden sin ofrecer los criterios usados. Varias veces se ignoran aspectos éticos esenciales, se pasa por alto el respeto de los derechos individuales.
En ciertas situaciones es válido publicar algo sin fuentes, después de agotar las vías y métodos de obtención de la información. Dos casos justificados fueron el video “Muerte Colateral”, que describe entre otros el asesinato del reportero Namir Noor-Eldeen y que durante buen rato Reuters había solicitado a las fuerzas de ocupación estadunidenses y les fue negado. El otro fueron los documentos del Tratado de Comercio contra la Falsificación, mejor conocido como Acta, que después de haber sido solicitados a diversos gobiernos la única vía para acceder a los mismos fue por una filtración.
Pero en agosto de 2010 Wikileaks publicó más de mil páginas del caso Dutroux, relacionado con el secuestro y violación de nueve jóvenes y el asesinato de cuatro de ellas en Bélgica. Entre las filtraciones estaban entrevistas que la policía realizó al pederasta Dutroux tras su detención en 1996, pero también datos personales de otros interrogados y que no eran culpables. Cuál fue el fin de publicar direcciones, números de teléfono, datos bancarios… ¿Con qué objetivo filtrar datos personales de inocentes? ¿No le importan los “daños colaterales” de lo publicado?
En ciertas circunstancias lo aportado por Wikileaks ha roto con el criterio de ciertos medios que por intereses particulares no abordan o investigan, pero en varios casos sus prácticas no fortalecen el ejercicio periodístico. El peligro está en que su forma de ejercer el periodismo no abona por una red libre y abierta, porque expone a la comunidad internauta como incapaz de autorregularse, de suprimir prácticas que vulneran los derechos de terceros y por alimentar el anonimato como modelo periodístico. 

publicado en Milenio

WikiLeaks y el datajournalism


Las divulgaciones de WikiLeaks de más de 90 mil documentos secretos de la guerra que libra Estados Unidos en Afganistán fue celebrado en las redes sociales como el triunfo del “datajournalism”. Previo a la publicación en línea de tales documentos WikiLeaks circuló los materiales a The Guardian, New York Times y Der Spiegel, quienes se comprometieron a publicarlos al mismo tiempo que WikiLeaks lo hiciera. Pero como dichos medios tuvieron desde semanas atrás la información pudieron seleccionar lo más confiable de tales documentos.
La información revelada por WikiLeaks evidencia los atropellos y la violación a los derechos humanos que sufre la población civil afgana a manos del ejército estadunidense. También muestra que la  sofisticada tecnología de punta de Estados Unidos es contrarrestada con rústicas pero eficaces bombas de fabricación artesanal, que son causantes de numerosas muertes a militares y civiles. Además, muestra la precaria preparación de algunos cuerpos del ejército estadunidense.
Este suceso ha dado pie a comentarios en el sentido de que bien harían los periodistas si se concretaran sólo a revelar información filtrada, a difundir documentos o datos que el público desea conocer y que los lectores sacaran sus conclusiones. Si bien es cierto que los datos siempre son cribados por la subjetividad, el problema es que en la actualidad, con el papel difusor y anónimo que ofrece internet, es muy fácil filtrar documentos que pueden ser apetecibles desde el punto de vista editorial pero sin certeza de ser efectivos o confiables.
Pero la posibilidad de hacerse de contenidos filtrados no hace de ninguna manera, como lo expresan los amantes del datajournalism, que las fuentes sean algo obsoleto y que lo importante sean sólo los datos. Al final, tanto en el periodismo convencional como en el digital las fuentes si bien no son el alma del periodismo sí son las que le dan mayor o menor consistencia a lo publicado. Los datos pueden ser muy interesantes pero adquieren mayor fuerza si se acompañan de las fuentes. Y es por lo mismo que los datos revelados por WikiLeaks pasarán la prueba de la veracidad más adelante. 

Publicado en Milenio

WikiLeaks de nuevo


Gran revuelo acaba de generar WikiLeaks al dar a conocer 250 mil cables y correspondencia de la diplomacia estadunidense a lo largo del orbe. Sin embargo, lo que parecía iba a permitir poner en evidencia a la diplomacia estadunidense y a diversos líderes mundiales, en realidad ha desnudado a la inteligencia de Estados Unidos, al SIPRNet (bit.ly/hmNFNF), que por lo visto en vez de dedicarse a la inteligencia se dedica al chisme y a generar contenidos para programas de espectáculos.   
Hasta ahora no se ha dado a conocer gran cosa, pero lo interesante ha sido ver los cambios que se dan en la misma organización WikiLeaks. No sabemos si por la persecución de la que es objeto su creador o porque sus métodos le son insuficientes para manejar la información o datos que le filtran, pero el sitio ha ido modificando su actuación.   
Desde las filtraciones de los documentos sobre las guerras de Irak y Afganistán, WikiLeaks empezó a modificar sus criterios y acudió a los otrora llamados “vetustos modelos de comunicación”. En esta ocasión, con motivo del filtrado de los cables de la diplomacia estadunidense, acudió a El país, The Guardian, Le Monde y Der Spiegel, para que dieran a conocer tales contenidos, reflejando una especie de “impotencia” de su modelo de comunicación Web 2.0, abierto y participativo, y alejado de los medios convencionales de comunicación.
El sitio ha tenido que depender de los medios de comunicación supuestamente “anticuados”, como los llamaba WikiLeaks en el pasado, porque es incapaz de asegurar con su equipo la contextualización requerida para difundir tales documentos, amén de que así logra que se diversifique la clasificación de los materiales vía medios que tienen una cobertura amplia y ganada reputación.
¿Qué conclusión podemos sacar de ese episodio? WikiLeaks no tiene los recursos para llevar a cabo una parte fundamental de su trabajo, no puede auditar lo que da a conocer, por lo que lo deja en manos de sus “socios”, los medios que tienen un equipo y mayor experiencia para hacerlo. Pero también los mismos medios convencionales entienden que los emergentes son fuente importante de datos, de información, y que el periodista de los medios convencionales dejó de ser el gran mediador entre la esfera pública y la privada. 

Publicado en Milenio


Efectos y mitos en el caso WikiLeaks
Antulio Sánchez

Era de esperar que sucediera en cualquier momento. Muchos gobiernos desde tiempo atrás estaban  aterrados, furiosos y preocupados por la pérdida de control de la información que se filtraba por internet. Aparentemente ya habían asimilado la forma en que soplaba el viento digital, se habían acostumbrado a tolerar internet, pero en realidad esperaban el momento oportuno para dar  el golpe. El gobierno estadunidense decidió pegar el manotazo y demostró que su músculo es tal que ha dejado “medio agónico” al sitio de WikiLeaks.
El dominio de WikiLeaks se dio de alta el 15 de diciembre de 2006 con la dirección IP 68.178.232.99, aunque su lanzamiento ante la opinión pública se efectuó en enero de 2007 en el Foro Social Mundial de Kenia, cuando su fundador, Julian Assange, aprovechó dicho evento para presentar a la organización civil WikiLeaks, aunque fue hasta mediados de ese año cuando en realidad empezó a publicar contenidos. Paulatinamente fue creciendo y despertando simpatías. A sus cinco empleados permanentes, se sumaron cientos de entusiastas colaboradores en el mundo entre los cuales había periodistas, programadores, abogados y miembros de organizaciones civiles.

Utopías digitales
Desde su origen, la pionera y entusiasta comunidad de usuarios que dieron vida a internet, difundieron la fantástica idea de que la misma daría vida a una democracia electrónica. Desde su creación en los años setenta se consideró que la red era ideal para abrir camino a la calidad democrática, de hecho ese fue el interés inicial de las primeras redes electrónicas civiles como Ressource one, que operó en los años setenta en la bahía de San Francisco. Esa promesa democrática tenía como referencia Estados Unidos, se partía de la idea de multiplicar el conocimiento y la libre circulación de datos, amparados en el anonimato y la creatividad. Además, como en un inicio, la red se desplegó con base en el acuerdo, en el arreglo que se daba entre sus usuarios para que la misma funcionara, se pensaba que la censura no tenía ninguna oportunidad de reproducirse.
El llamado "espíritu de internet" se construyó en buena medida en ese periodo, pero se ha desenvuelto en medio de una tensión entre dos concepciones: una que la red podría construir la democracia perfecta si era capaz de acabar con los secretos en el ámbito público y develar al poder. Otra de que era mejor abandonar las cosas relacionadas con el poder y centrarse en la libertad individual y que la única manera de garantizar las libertades en el ciberespacio era por vía del mercado. Es en ese contexto libertario que Julian Assange creó WikiLeaks, con el objetivo de desnudar las intimidades del poder (económico, político, militar, etcétera), aunque los métodos usados por dicho sitio no sean los más pertinentes.

Criterios poco claros
En poco lapso WikiLeaks se tornó en un referente periodístico en el planeta para millones de usuarios. Su cruzada a favor de la libertad de inmediato tuvo un eco importante, de manera que hubo recepción de su propuesta de participar en su lucha global de "rendición de cuentas" y que cualquier ciudadano-usuario de internet llevara a cabo una especie de auditoría de las actividades de sus gobiernos, de las empresas en donde trabajaban, de los sindicatos a los que pertenecían, etcétera.
WikiLeaks recibe la información generalmente por internet, mediante el uso de mensajes encriptados filtrados por diversas personas que se la remiten. A pesar del asedio que han recibido desde su origen, WikiLeaks ha denunciado una serie de cosas que han afectado mayoritariamente a Estados Unidos. No obstante la gran cantidad de datos que ha dado a conocer, el método con el cual opera no siempre es el más idóneo y respetuoso de los preceptos periodísticos. WikiLeaks publica documentos que no son seriamente revisados y se difunden sin ofrecer los criterios usados. Varias veces se ignoran aspectos éticos esenciales, se pasa por alto el respeto de los derechos individuales. Se le cuestiona que sus métodos son dudosos, que no contribuyen al fortalecimiento de la democracia, se le achaca que únicamente tiene por objetivo revelar secretos y que no existe ninguna política coherente y articulada en favor del fortalecimiento del periodismo.
En ciertas situaciones es válido publicar algo sin fuentes, después de agotar las vías y métodos de obtención de la información. Señalemos sólo como ejemplo dos casos justificados de WikiLeaks que fueron el video “Muerte Colateral”, que describe el asesinato del reportero Namir Noor-Eldeen y que durante buen rato Reuters había solicitado a los mandos castrenses de Estados Unidos que se lo proporcionaran para verificar las condiciones en que su reportero murió, pero siempre se les negó y la filtración era la única vía para hacerse del material. El otro fueron los documentos del Tratado de Comercio contra la Falsificación, mejor conocido como Acta, que después de haber sido solicitados a diversos gobiernos la única ruta para acceder a los mismos fue por una filtración.
Sin embargo, hay aspectos cuestionables. Mencionemos uno: en agosto de 2010 WikiLeaks publicó más de mil páginas del caso Dutroux, relacionado con el secuestro y violación de nueve jóvenes y el asesinato de cuatro de ellas en Bélgica. Entre las filtraciones estaban entrevistas que la policía realizó al pederasta Marc Dutroux tras su detención en 1996, pero también datos personales de otros interrogados que no eran culpables, incluso había hasta personas discapacitadas que fueron afectadas sin tener nada que ver con el caso. ¿Cuál fue el interés de publicar direcciones, números de teléfono o datos bancarios? ¿Con qué objetivo se filtraron datos personales de inocentes?
En ciertas circunstancias lo aportado por WikiLeaks ha roto con el criterio de ciertos medios que por intereses particulares no abordan o investigan ciertos aspectos, pero en varios casos sus prácticas no fortalecen el ejercicio periodístico. Sin embargo, lo que ha llevado a WikiLeaks a ocupar las planas de todo los medios ha sido el haber dado a conocer miles de documentos sobre la guerra de Afganistán y los miles de expedientes sobre la guerra de Irak y, sobre todo, miles de cables y correspondencia de la diplomacia estadunidense a lo largo del orbe, los cuales se están dando a conocer de manera dosificada.
Pero hay que decir que desde las filtraciones de los documentos sobre las guerras de Irak y Afganistán, WikiLeaks empezó a modificar sus criterios y acudió a los otrora llamados convencionales modelos de comunicación. En julio de 2010 se asoció con los periódicos The Guardian, The New York Times y con el semanario Der Spiegel para dar a conocer cerca de 92 mil documentos sobre la guerra de Afganistán entre 2004 y 2009, donde se referían las muertes de civiles causadas por tropas de Estados Unidos y de los países aliados, las bajas por fuego amigo, entre otros hechos. En octubre dio a conocer los cerca de 400 mil documentos sobre la guerra en Irak, que se hicieron llegar a Le Monde, a Al Jazeera, al Bureau of Investigative Journalism, además de a los medios anteriormente señalados. A fines de noviembre pasado, WikiLeaks filtró a cinco de los medios referidos un poco más de 250 mil cables o comunicaciones entre el departamento de Estado de Estados Unidos con sus embajadas y viceversa, los documentos afectaban a gran número de países entre los cuales estaba México.
De esa manera WikiLeaks lograba un doble objetivo. Por un lado, al carecer de recursos para llevar a cabo la auditoría de lo publicado, que es una parte fundamental del trabajo periodístico,  optó por dejarla en manos de sus “socios”, los medios que tienen equipo y mayor experiencia para hacerlo. Segundo, en el caso del cablegate, prefirió la dosificación de los contenidos, sacarlos a cuenta gotas, ya que en los casos anteriores, probablemente más importantes que los cables, al publicarlos en bloque perdieron su asimilación y efecto. Eso terminó por generar un gran revuelo a escala internacional por el número de países que están implicados, pero esas filtraciones y la persecución del creador de WikiLeaks dejan enseñanzas importantes para la vida misma de internet.

Seguridad a medias
En 1991 se creó en Estados Unidos SIPRNet una red/protocolo que tenía por objetivo distribuir secretamente información confidencial y que inicialmente la operó personal del Pentágono quien fue el responsable de su manejo. Esa red, a pesar de operar de manera independiente, usaba el protocolo TCP/IP de internet. Sin embargo, hasta antes de 2001, sólo era usada por unas cuantas personas, pero a partir de los ataques terroristas que culminaron con el derrumbe de las Torres gemelas en Estados Unidos, el gobierno intentó buscar un sistema de comunicación robusto y fue así como volteó la mirada a SIPRNet. El problema es que de inmediato pasó a ser usada por millones de personas a escala mundial (funcionarios, diplomáticos y usuarios diversos). De esa red es de donde han procedido las cuatro últimas filtraciones bomba de WikiLeaks. Y desde hace varias semanas ya sabemos, también, que las referidas filtraciones provinieron de una sola fuente: del soldado Bradley Manning, quien fungía como analista del ejército estadunidense en Bagdad. 
A fines de abril y principios de mayo de este año, el joven soldado Bradley Manning tuvo una conversación en un chat con el hacker estadunidense Adrian Lamo, a quien le comentó que tenía en su poder un arsenal de datos clasificados o secretos. Conforme las pláticas se fueron dando, Manning le comentó que dichos datos ya estaban en manos de Assange y WikiLeaks. Las conversaciones que ambos sostuvieron fueron parcialmente publicadas por la revista Wired y se dieron a conocer gracias a que Lamo las grabó en su computadora. En el intercambio de mensajes se advierte que los protocolos de seguridad de SIPRNet eran absurdos, tan laxos que Manning pudo llevar al trabajo un CD de música regrabable, borrar la música que contenía el disco y reemplazarla con la información secreta que descargó de la base de datos de SIPRNet. Esa debilidad quedó demostrada en las siguientes frases de Manning: “Servidores débiles, débil ingreso al sistema, seguridad física débil, contrainteligencia débil, desatento análisis de señal”.
Puede ser que Manning, como se ha dicho, filtrara todos los documentos a WikiLeaks por una clara convicción de que se estaban violentando los derechos humanos de los iraquíes y que al hacerlo era una forma de manifestar su rechazo por lo acontecido tanto en Irak como en Afganistán, o que en parte lo movía el resentimiento, que siendo homosexual le disgustó que el presidente Barak Obama quisiera acabar con la política del “no preguntes, no digas”, que consiste en que los soldados homosexuales para permanecer en el ejército deben mantener su orientación sexual en privado.
Pero más allá de todo eso, no se puede negar que existía en Manning, como en muchos casos similares que han acontecido, el afán de alcanzar notoriedad. En una sociedad en donde los jóvenes han hecho un culto de los hackers no fue gratuito que Manning buscara a uno de ellos, al famoso Adrian Lamo, para contarle su hazaña. Lamo ya tenía reputación ganada en los medios como pirata informático, ya que se había infiltrado en los sitios de The New York Times, Yahoo! y Microsoft. Manning aspiraba a hacer algo semejante, a ocupar las primeras planas de los medios. Cuando Adrian Lamo acumuló datos que le revelaron que su interlocutor decía la verdad decidió delatarlo y poco después Manning fue detenido.

Dineros y apoyos
Otro de los ataques que ha recibido WikiLeaks es que tiene apoyos económicos oscuros. Alrededor del financiamiento de WikiLeaks se han desatado en estos días comentarios, algunos francamente hostiles y absurdos, denunciando que el sitio es financiado por organizaciones terroristas. Por supuesto no han faltado también las fantasías, ya que en algún momento se mencionó que manejaba anualmente 300 millones de euros, cuando lo cierto es que dicha organización con el puñado de entusiastas que trabajan de tiempo completo en ese proyecto sobrevivió al inicio sin dinero. La crítica apunta a su falta de transparencia y poco se sabe de su situación financiera porque como muchas organizaciones civiles WikiLeaks demanda la anulación del secreto y la transparencia de todos, pero es incapaz de aplicar esa petición en su propia organización. Aunque según el mismo Assange, su organización ha recaudado al menos un millón de dólares en donaciones a lo largo del año pasado.
Recientemente se ha sabido que Wau Holland, organización sin fines de lucro con base en Berlín y que maneja la mayoría del dinero donado a WikiLeaks, dará a conocer antes de que concluya 2010 los gastos y salarios que devenga el equipo de WikiLeaks. Sin embargo, no debería ser extraño que Assange y compañía reciban altas remuneraciones porque debe entenderse que él construyó no sólo un medio que busca la transparencia total y la anulación del secreto, sino también un modelo de negocio, que su tarea profesional deba ser bien remunerada.

El mercado como regulador
Con la persecución que ha orquestado Estados Unidos contra el creador de WikiLeaks, se refleja esa tensión entre libertarios y liberales que siempre ha estado presente a lo largo de la vida de la red. Pero hay que aclarar que el gobierno de Estados Unidos siempre ha metido las narices en la operación de internet, aunque antes de su masificación no intervenía mucho y eran los usuarios de internet quienes decidían su rumbo; quienes estaban al frente de la misma lo hacían con base en un esquema meritocrático. A partir de los años noventa, con la masificación de internet, el Departamento de Comercio estadunidense intervino más, actitud que no desaparecería durante la disputa que derivó con la creación de la ICANN (Corporación para la Asignación de Números y Nombres en Internet) y que incluso se prolongaría más allá de su creación.
Pero la ICANN pensó que el mercado y la libre competencia eran el mejor medio para que se concretara la neutralidad de la red, tener varias empresas que se encargaran de otorgar el registro de dominios porque esa vía era la adecuada para garantizar la existencia de los dominios y su libre presencia y expresión en el ciberespacio. Recordemos que en la república internet el dominio es prácticamente algo sagrado, éste representa la única forma en que se garantiza no sólo la presencia de una entidad o persona física en internet, sino también la libertad de expresión, que se considera un valor fundamental de la misma.
Pero en días pasados sucedió lo impensable: se puso fin al dominio de WikiLeaks cuando EveryDNS.net, la empresa que le prestaba el servicio DNS, decidió suprimir su domicilio IP aduciendo que estaba recibiendo ataques masivos. Con ello se derrumbó la idea de que el mercado es la mejor manera de que a la comunidad internet se le garantice la libre expresión. Con la cancelación de la IP de WikiLeaks, sin mediar orden judicial alguna, se derrumbó el mito del mercado como garante de la neutralidad: la red no es la zona de libertad total como pensaron sus viejos fundadores y el mercado no es garantía alguna para preservar la libertad de expresión. 
Sin embargo, se pueden sacar algunas conclusiones del affaire WikiLeaks y de los efectos que ha traído su persecución:

·         Los modelos de comunicación estilo Wikileaks seguirán siendo atractivos porque no tienen  presencia física en una determinada región geográfica, se vuelven medios sui generis y globales, con una entidad abstracta. Su valor y fascinación radican en que por su mismo carácter  global prescinden de los preceptos que se entiende deben mantener los medios convencionales de comunicación como la contrastación de fuentes, la transparencia en sus procesos informativos y, sobre todo, la responsabilidad jurídica por lo publicado. WikiLeaks está fuera de toda ley nacional por lo que no puede tener responsabilidad informativa derivada de su entidad territorial abstracta y, además, la manera de obtener los datos es a través de filtraciones. Sin embargo, los hechos demuestran que el modelo WikiLeaks es frágil, se pueden inventar acusaciones como lo muestra el encarcelamiento de Julian Assange, quien está preso en Inglaterra y posiblemente sea extraditado a Suecia para después ser deportado a Estados Unidos.
·         Cuando un sitio goza de presencia y seguidores, como es el caso de WikiLeaks, la eliminación de su dominio no suprime de ninguna manera la comunicación entre el mismo y sus seguidores y tampoco impide que difunda sus contenidos a través de múltiples IPs amigas o solidarias con su causa que se vuelven en sitios espejo de sus contenidos. Sin embargo, para muchos otros sitios, que no gozan de tanta popularidad, lo efectuado directa e indirectamente por Estados Unidos a WikiLeaks, no sólo ha socavado la integridad de las reglas de la sociedad internet y su mismo funcionamiento, sino que se erige como una amenaza para quienes desnudan actividades de los gobiernos y que pueden ser silenciados a la menor provocación.
·         Sin IP, sin su identidad básica en la red, WikiLeaks se ha multiplicado en la red y es probable que siga durante un buen lapso dando a conocer datos e informaciones, salvo que se logre una negociación entre el gobierno estadunidense y Assange para ponerle freno a la salida de más documentos.
·         La aparición de novedosos esquemas entre nuevo y viejo periodismo. El alemán Daniel Domscheit-Berg, quien fuera mano derecha de Assange hasta septiembre pasado, planea junto con otros excolaboradores de WikiLeaks lanzar OpenLeaks, que como la organización de Assange se nutrirá de documentos secretos o confidenciales, pero no los publicará abiertamente sino que los distribuirá a medios de comunicación designados por la fuente de la filtración. Justo lo que Domscheit-Berg quiere evitar son las críticas hechas a WikiLeaks: de que no es un medio que compruebe e investigue las revelaciones que recibe, por lo que ellos se han asociado con cinco periódicos de todo el mundo para entregarles los materiales.
·         El mercado no es garante alguno de la libertad de expresión, como lo han demostrado al unísono varias empresas, que empezaron a doblar las manos. PayPal, Visa, Mastercard, EveryDNS, Amazon y el banco suizo PostFinance decidieron expulsar en días pasados de su cartera de clientes a WikiLeaks, poniendo a dicha organización contra la pared. Por si fuera poco las mismas redes sociales como Facebook y Twitter borraron las cuentas de usuarios de dichas redes que atacaron el sitio de Visa y de otras páginas de pagos por internet. Facebook confirmó que eliminó al sitio Operation Payback porque promovía ataques a páginas de internet. Y Twitter terminó por derrumbar uno de los mitos que acompaña a varias empresas, que sus clasificaciones de popularidad las hacen neutros sistemas de valoración basados en algoritmos, pues dicha red social los manipuló para eliminar de sus denominados trending topics, o temas más populares, todo lo relacionado con WikiLeaks.
·         Autoridades limitadas en su regulación. Durante mucho tiempo se pensó desde el lado de la sociedad civil, académicos y periodistas interesados en el desarrollo de internet, que la única manera de garantizar la libertad de expresión era que Estados Unidos no participara en la ICANN, instancia encargada de la administración de dominios, aspecto que aún sigue pendiente ya que con base en la Afirmación de Compromisos existente entre el Departamento de Comercio de Estados Unidos y la ICANN en realidad Estados Unidos mina la autonomía de ésta, por lo que es difícil que dicha instancia pueda tener dientes suficientes para obligar a las empresas que prestan el servicio DNS (como es el caso de EveryDNS) a restituir una dirección IP cuando la elimine arbitrariamente, como fue el caso de WikiLeaks. Pero, además, la lección ha sido clara: Estados Unidos no requiere de la misma ICANN, para cancelar cualquier dominio.  
·         La autoridad moral que había asumido el gobierno estadunidense, sus funcionarios y políticos, en el sentido de condenar a las naciones enemigas de la libertad de expresión en internet como China, Cuba o Irán, por ejemplo, es ridícula porque ellos han terminado por  quitarle la IP a WikiLeaks y poner en marcha una persecución tenaz contra Assange.

Pies de plomo
Puede ser que la egolatría y el afán de trascendencia estén detrás de ciertas actitudes y prácticas de Julian Assange y que seguramente conoceremos cuando su otrora mano derecha Daniel Domscheit-Berg publique el libro “Inside WikiLeaks" (Dentro de WikiLeaks), donde dará cuenta de las entrañas de dicha organización y de quién es realmente Assange. Pero más allá de egos naturales no cabe duda de que WikiLeaks a pesar de que en ciertos momentos abusa de la violación de los datos íntimos, de que se pasa por el arco del triunfo preceptos fundamentales del periodismo, es un espacio que ha sacado a la luz pública documentos que sólo podían conocerse a través de la filtración. Al final deberemos en algún momento hacer un juicio ausente de posturas fanáticas para saber qué fue más dañino para el futuro de internet, si la práctica de WikiLeaks, la cacería del gobierno estadunidense y el ciego acatamiento de la censura o la autocensura de las empresas.
Pero sí debemos considerar que nuestra sociedad ha llegado a un momento histórico en donde la protección de la información publicada o resguardada en internet depende no sólo de los sitios que las almacenan, sino de quienes otorgan el DNS o dominio de los sitios e incluso de quienes prestan el servicio de hosting. Hoy parece que debemos tener mucho cuidado al seleccionar a nuestros proveedores de servicios en línea, porque si las empresas de mayor tamaño son muy vulnerables a presiones políticas qué se puede esperar de las pequeñas. Y esto no es baladí en un momento en que se habla del ingreso a un nuevo paradigma en el tratamiento de los datos en internet, a través de la nube, en donde nuestros datos quedarán almacenados en un sitio remoto para acceder a los mismos en cualquier momento. Pero lo que puede ser una ruta cómoda para tener a disposición en cualquier momento la información, en realidad es un camino muy vulnerable cuando las empresas no son para nada respetuosas de los derechos de sus usuarios.
Está claro que Estados Unidos intenta limitar la libertad en internet y para hacerlo podrá acudir al argumento que la información dada a conocer promueve actividades terroristas. Eso parece preludiar la propuesta de enmienda a la ley contra el espionaje en Estados Unidos y el nombramiento de un fiscal especial para los delitos en la red. Las acciones contra Wikileaks y Julian Assange son una advertencia para los activistas y opositores a Estados Unidos que usan la filtración como una vía para denunciar los atropellos estadunidenses.
La práctica Wikileaks hace atractiva la idea de poner en marcha un modelo informativo en donde la información no pase por un editor o una empresa privada o estatal, sino que sea accesible, gratuita y, sobre todo, difícil de someterla al control de las empresas, instituciones o personajes concretos. Se considera un modelo alternativo para algunos sectores opuestos al control que poseen los denominados poderes fácticos y los vínculos que éstos tienen con el poder político.
Hoy no cabe duda que estamos en un momento importante en el panorama informativo, en donde internet ha cambiado el campo de la información alterando las prácticas periodísticas. Si del siglo XVIII heredamos la idea de que el espacio público estaba en buena medida determinado por la prensa, quien era la que establecía los filtros y cedía la palabra a determinados actores y establecía la agenda de los temas del espacio público, con la masificación de internet ya no se requiere la mediación o filtro de una instancia para difundir puntos de vista: hoy a diferencia del pasado primero se publica y después se filtra, con lo cual el periodista también dejó de ser el mediador entre las esferas pública y privada.

 
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