Convergencia

sábado, 7 de abril de 2007

Convergencia es un término que desde la década pasada se usa para designar el inexorable destino en el que deben desembocar las telecomunicaciones, la redes digitales y el entretenimiento. De hecho en algunos países esto ya es una realidad, mientras que en nuestro entorno se ha tardado en parte porque nuestros entes reguladores y el mismo gobierno federal se quedaron pasmados y prácticamente decidieron dejarlo en manos de las grandes empresas de telecomunicación y entretenimiento, en particular Telmex, Televisa y Televisión Azteca.
En Europa esto viene siendo un asunto de interés público y de sus correspondientes políticas desde hace casi ocho años, mientras que en nuestro país el debate se anquilosa al pensar que la convergencia únicamente se reduce a ofrecer servicios de video, voz y datos a través de una misma infraestructura de telecomunicaciones.
En Europa la convergencia no se entiende sólo en sentido restrictivo, que las redes de televisión ofrezcan a sus abonados servicio de televisión, internet banda ancha, telefonía, música digital y una serie más de servicios digitales avanzados como video por demanda (VoD), video juegos y televisión digital de alta definición. No se trata únicamente de verlo como una convergencia de tecnologías para dar paso a servicios integrados, sino que separadamente pueden ofrecer posibilidades de contenidos y que las mismas tienen sentido no por contribuir a dar paso a un ente imbricado que oferta diversos servicios, sino por la posibilidad de ofrecer servicios diferenciados usando distintas plataformas para potenciar los aspectos culturales.
En México ya entró en franca carrera el control de las redes y la monopolización de la producción y distribución de contenidos como una de las formas que, de acuerdo con los vientos globalizadores, se erigen como pilar de la nueva economía. En nuestro país esto se lo “repartirán” Telmex, Televisa y Televisión Azteca mediante un acuerdo para ofrecer servicios similares y cada una usará la banda ancha para sus diferentes modelos de negocio e incluso “apoyándose” en sus distintos contenidos e infraestructura. Se repartirán el mercado y las televisoras podrán usar la infraestructura de Telmex para propagar sus contenidos, lo cual dará paso a un mercado acotado y dominado por estas tres empresas.
Lo que no puede soslayarse es que la “disputa” que se da alrededor del ancho de banda, de su uso, tiene que ver con que ésta es una infraestructura clave para el desarrollo de nuestro país, porque a través de la misma se articularán los nuevos desarrollos económicos, educativos y en gran medida sociales. Por eso es lamentable la ausencia de políticas públicas de la administración que está por concluir en esta materia, la falta de proyectos para que las mismas alcancen al grueso de la población y contribuyan a ser una robusta herramienta educativa y cultural.

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