Censura e invenciones en la red

sábado, 7 de abril de 2007

Su lucha y aspiración estaba desde el inicio condenada a fracasar, sin embargo lo intentó y debió al final poner fin a su objetivo. A fines de agosto el periodista cubano Guillermo Fariñas decidió dar por conluida la huelga de hambre que mantenía desde hacía siete meses en protesta por el bloqueo de internet impuesto por las autoridades cubanas a la población. Fariñas era ya prácticamente un guiñapo y a pesar de que tomaba suero, los médicos le advirtieron que de continuar sin ingerir alimentos podía pasar a mejor vida, hoy su gesto queda como un símbolo para quienes luchan en esa nación por la libertad de expresión.

Fariñas, de 42 años, dirige la pequeña agencia de noticias Cubanacán Press y tomó la decisión de acabar con la huelga de hambre iniciada desde marzo pasado a petición de algunos de sus colegas y miembros de algunas ONGs cubanas como la Asamblea para la Promoción de la Sociedad Civil. Por su parte Reporteros Sin Fronteras ha solicitado al gobierno cubano que haga efectivo el reclamo de Fariñas de que la población de esa isla caribeña tenga acceso irrestricto a internet.

Virtudes y contradicciones en los blogs

Los blogs además de sus virtudes como medio flexible de comunicación de bajo costo, también se han vuelto una de las formas más económicas de hacer spam, lo que se ha convertido en una manera de hacer splog [spam + blogs], que ya es un problema tratado recientemente por la revista Wired, que ha referido que más de la mitad de los blogs en lengua inglesa son simple y llanamente spam, por lo cual no se debe ir uno con la finta de su crecimiento explosivo, porque en el fondo muchos son creados con claros fines mercadotécnicos y coyunturales.

No obstante los blogs han sido una fuente de posiciones y actitudes políticas que han llevado a sus usuarios a asumir posiciones que los han puesto en la cuerda floja de la justicia o bien han sido un medio usado por periodistas para generar dudosas adhesiones o inflar en comentarios sus blogs pero que son efectuados por ellos mismos.

Como ejemplo del primer caso está el que se ventila en estos momentos en el Tribunal de San Francisco, en California, que acordó liberar al bloguer Joshua Wolf después de pagar su correspondiente fianza. Wolf pasó 30 días en prisión por negarse a entregar a un jurado federal una videograbación de una protesta filmada en 2005. El juez William Alsup acusó a Wolf de desacato a la justicia y ordenó su prisión a inicios de agosto.

Al concluir el referido mes dos jueces de la corte de apelaciones determinaron que podía dejar la prisión y continuar su caso fuera de la cárcel. Sin embargo, pronto la justicia deberá decidir sobre el rechazo de Wolf en entregar la videograbación, ya que de perder la apelación puede ir a prisión por lo menos 10 meses.

La cinta de Wolf documenta un enfrentamiento entre manifestantes y policías de San Francisco durante una protesta de anarquistas, en junio de 2005. El gran jurado investiga posibles actividades criminales durante la manifestación, incluyendo la sospecha de que los manifestantes habrían intentado quemar un vehículo de la policía. El bloguer, de 24 años, vendía imágenes de la protesta para algunas emisoras de televisión locales y también las había colocado en su sitio de internet (www.joshwolf.net/blog/).

Lee Siegel, editor de New Republic (www.tnr.com), fue suspendido de la revista después de ser descubierto que atacaba anónimamente a los lectores que criticaban sus posts. El internauta que accedía al blog encontraba un anuncio indicando que ya no serían publicadas las notas de Siegel y en donde se lamentaba que él hubiera engañado a sus lectores.

Franklin Foer, coeditor de la revista, afirmó que se percató de esto gracias a que un colega notó que un internauta con el nick "jhschwartz" había enviado un post al blog de Siegel con el fin de defender los artículos del mismo y atacar a quienes lo criticaban. Foer inició entonces una investigación y se dieron cuenta que Siegel era quien emitía los en defensa de sus posturas, por lo cual se decidió cerrar su blog. Este es sólo uno de los varios casos que se han dado a lo largo de la corta vida de la red.

Pero éstos son los costos que deben pagarse en un medio digital en donde se crean con relativa facilidad identidades imaginarias, haciendo comentarios anónimos, jugando con las ideas y pensamientos, inventando posturas y posiciones que no son más que invenciones digitales. Por eso vale la pena preguntarse cuál es el límite de esa libertad y sus aspectgos éticos, sobre todo cuando debe mediar una responsabilidad pública en lo que se opina y escribe.

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