Ahora que ha acabado el veto que tiene el gobierno estadunidense sobre las decisiones de la ICANN (Corporación de Internet para la Asignación de Nombres y Números) se hace necesario abordar un tema urgente en internet. Lo interesante es que apenas está por concretarse la autonomía de la red y ya Estados Unidos de alguna manera ha advertido que su postura se encamina hacia la consecución de una red neutral.
El tema de la neutralidad no es algo baladí porque tiene que ver justo con la idea de que el tipo de contenidos, las preferencias sexuales, el color de la piel, la religión que se profesa o la posición política que se tenga no deben ser factores que determinen que alguien reciba o no mensajes o que se permita o no descargar determinados contenidos, o incluso que su correspondencia sea intervenida.
Tal vez lo que mejor define el papel que deben tener los operadores, prestadores de servicios de internet, motores de búsqueda y cualquier servicio de telecomunicaciones, es el ofrecido por el correo postal, ya no tan de moda por cierto, que recibe y entrega la correspondencia sin importar quien la emite o quien recibe la misma. Es un ejemplo de neutralidad que debería de adoptar la red.
Y ahora Estados Unidos se ha subido a la defensa de ese precepto, que va de acuerdo con las posturas de Obama. Recientemente, el presidente de la Comisión Federal de Comunicaciones estadunidense, Julius Genachowski, señaló que dentro de poco se agregarán otras medidas del gobierno de ese país (openinternet.gov/read-speech.html) que apuntan a reforzar la neutralidad de la red, como la prohibición a los operadores de red de discriminar contra contenidos específicos (por ejemplo, sitios web como YouTube) o aplicaciones concretas (como podría ser el P2P) y la exigencia de transparencia en sus políticas de gestión de tráfico en sus redes.
Con eso se frena el apetito de las operadoras de telecomunicaciones de ese país que querían lograr mayores ingresos clasificando las tarifas con base en los usos que hagan de la red los usuarios e incluso que quede a su discreción qué servicios tienen más prioridad que otros. Pero por el papel de Estados Unidos dichas medidas impactarán en otras latitudes.
Las medidas anunciadas no legalizarán los intercambios P2P, porque su objetivo no es validar jurídicamente las descargas de cualquier archivo de la red, pero seguramente tendrá efectos en normatividades recientes como las de Francia y, sobre todo, sobre el papel que deba desempeñar en el futuro la ICANN.
Publicado en el periódico Milenio.
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