Recientemente el secretario de defensa de Estados Unidos, Robert Gates, refirió que se ha puesto en marcha la conformación de un comando digital que se abocará a la defensa de las redes computacionales de dicha nación, de prevenir y hacer frente a ataques ciberterroristas que se hagan contra la infraestructura y/o redes electrónicas de la referida nación.
Para nadie es un secreto que a pesar del poderío que está detrás de las fuerzas militares estadunidenses, de que cuentan con sofisticados equipos de cómputo y con programadores de primera línea, su sistema de seguridad no es el más robusto y han sido varias las ocasiones que sus sistemas de seguridad digital han sido puestos en predicamento, tal como lo testimonian los múltiples ataques que ha recibido el Pentágono desde los años ochenta, cuando internet aún era usada por segmentos pequeños de la sociedad, hasta el presente. Por eso se piensa que la conformación del referido comando digital será prioritariamente para resguardar las redes electrónicas de la sede del departamento de defensa de Estados Unidos.
Obama, quien durante su campaña sufrió en carne propia la alteración de su sitio Web, y que ahora ya no está para seguir cayéndoles bien a los cibernautas, ha manifestado que la red también es una estructura frágil, que por lo mismo su gobierno diseña una estrategia que permita estar en condiciones de librar batallas y guerras digitales contra quienes ataquen la infraestructura de redes electrónicas públicas y privadas de Estados Unidos.
Hoy, cuando la red se torna en una poderosa estructura de negocios y una fuente de divisas, salvaguardar en gran medida la infraestructura de seguridad de las naciones y de las mismas fuentes generadoras de ingresos, se vuelve prioritario. Pero, además, una serie de servicios básicos como la electricidad, el tráfico aéreo o el suministro de agua potable a los hogares, por ejemplo, están automatizados y digitalizados, y por lo mismo pueden ser alcanzados y operados por intermediación de internet, por lo que no es descabellado pensar en la puesta en marcha de una estrategia de protección y defensa de dicha infraestructura.
La medida estadunidense advierte también de la necesidad de avanzar en nuestro entorno hacia tal posibilidad y que se diseñen estrategias de protección de nuestra infraestructura, pero teniendo cuidado de que la salvaguarda básica de los servicios de una nación o su sistema de seguridad, no venga a ser el pretexto para patrullar diversos sitios de la red y hurgar en los mensajes privados de los usuarios vulnerando el respeto y garantía de los derechos fundamentales, en particular el relativo a la protección de la privacidad y los datos personales.
Publicado en Milenio.
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