Los bebes de probeta

lunes, 18 de septiembre de 2006

El 25 de julio de 1978, tras numerosos ensayos fallidos, nació la denominada primera “bebé probeta” (Louis Brown). A 27 años de haberse puesto en marcha esa técnica de gestación han nacido a escala mundial más de 35 mil infantes, que prácticamente han demostrado que la fecundación in vitro con transferencia de embriones tienen un impacto insignificante en la demografía mundial.

Los niños de probeta sirvieron para hacer chistes o para suponer que quienes nacían por esa vía prescindían del útero. Pero su escasa cantidad no ha impedido que los chicos de probeta hayan tenido un efecto destacado en el imaginario colectivo y modificado de manera radical nuestra idea sobre la concepción, el derecho de familia y el papel de la sexualidad en la reproducción. El caso de la puertorriqueña Edna Rivera quien facilitó su útero para que naciera un niña de su propia hija, es solo uno de los varios ejemplos de cómo una persona puede ser abuela y madre al mismo tiempo, trastocando nuestros conceptos sobre lo que la paternidad y el mismo embarazo.

En lo social los bebes de probeta ha dado paso a opiniones encontradas y para un sector femenino que tiene impedimentos para procrear se ha convertido en un recurso para lograrlo. Otros indican que ese método abrió la puerta a una tendencia procreativa despersonalizada, en donde el mismo ser humano se tornó en un catálogo de recursos de manipulación biológica, abriendo en gran medida la puerta a la producción a la carta gracias a la ingeniería genética.
En ese sentido la red se ha convertido en una explosiva ventana publicitaria alimentando un mercado en donde al por mayor se ofertan úteros, pululan comerciantes de semen depositados en bancos dedicados a ofrecer una nuera era de la reproducción, a los cuales acuden quienes buscan satisfacer necesidades legítimas o diferenciarse en su forma de procrear. Autores como Habermas han sido críticos al uso de la red en el sentido que ella potencia la manipulación genética como algo que va de la mano con el respeto al ser humano y su libertad.

Predeterminar cualidades humanas mediante manipulación preimplantatoria puede ser que provoque un fuerte rechazo pero tampoco podemos soslayar que la gestación es ya una industria, pero culpar a la red por este tipo de prácticas es ingenuo, porque en un verdadero entorno democrático, acorde a los tiempos que van de la mano de esta acelerada globalización que nos inunda, esas cuestiones deberían de plantearse abiertamente, sin prejuicios, en donde se parta que la manipulación del embrión es real y que la misma puede derivar en una clonación terapéutica y en donde el ciberespacio puede jugar un papel relevante para normar y trazar rutas legales que acoten estos nuevos senderos de generación de vida.

Publicado en Milenio Diario

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