Apple y Jobs

lunes, 18 de septiembre de 2006

Apple acaba de cumplir 20 años de existencia, durante este lapso no sólo ha fabricado equipos de cómputo sino una auténtica cultura alimentada con fervor por sus usuarios. Las personas que usan equipos de Apple llegan a extremos que envidiaría cualquier líder religioso, ya que son capaces de defender la existencia de esa empresa a costa de su bolsillo e imaginar que el vegetarianismo y el arte son compañeros ideales de dichos equipos.
Apple es resultado de la unión de dos talentos, Steve Wozniak y Steve Jobs, creadores del equipo que revolucionó el campo de la computación personal. Ambos se conocieron en el Homebrew Computer Club y poco después fabricaron su primera computadora de escritorio. Posteriormente presentaron su exitoso equipo en la Universidad de Berkeley, en donde estudiaban, comenzando a fabricar computadoras en el garaje de la casa de Jobs.
Los equipos de Apple ganaron fama de ser usados por extravagantes, intelectuales o aspirantes a serlo y enemigos del establishment. Esta idea se potenciaba con sus imaginativos comerciales que convirtieron a la Macintosh en un icono. Ejemplo de eso es que a mediados de 1997 lanzó su anuncio “Think different”. En el llamativo comercial aparecían entre otros Gandhi, Bob Dylan, Albert Einstein, Pablo Picasso... mientras el actor Richard Dreyfuss leía un texto: “Esto es para los locos, [...] los rebeldes, los que causan problemas. [...] Los que ven las cosas de manera diferente [...] y no tienen ningún respeto por el statu quo. Usted puede idolatrarlos, discrepar, citarlos, no creerles, glorificarlos u odiarlos. Pero la única cosa que no puede hacer es ignorarlos, porque ellos cambian el mundo, inventan, imaginan, curan, exploran, crean, inspiran, impulsan a la humanidad. [...] Nosotros hacemos herramientas para ese tipo de personas. En donde algunos ven locos nosotros vemos genios, porque las personas que piensan que están locas y piensan que pueden cambiar el mundo son las que lo cambian”.
Ese comercial servía para reforzar la identidad de los usuarios de los equipos de esa firma, pero esa retórica tuvo sentido en un momento en que sus productos eran el lugar obligado para extravagantes y amantes de la contracultura, pero hoy cuando esa empresa tiene entre sus usuarios a George Bush, quien en sus paseos en bicicleta lo hace acompañado de su flamante iPod, pierden sentido los afanes “contestatarios” de Apple. Así de desfasados suenan hoy esos eslóganes, como lo son también quienes piensan que al usar los equipos de Apple se tornan de facto en enérgicos luchadores contra todo tipo de monopolio.

Publicado en el Diario Milenio

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