Desde su fundación en un supuesto garaje en 1976, pasando por su crecimiento en la década de 1980 hasta su casi bancarrota en 1996 y convertirse en el mayor titán de las empresas tecnológicas, Apple se ha distinguido por fabricar productos refinados, que destacan por su diseño y por vincular sólidamente hardware y sistema operativo. Desde sus inicios la empresa de las manzanas empezó a fabricar sus propios equipos, con su crecimiento empezó a operar importantes fábricas en California, Colorado, Irlanda y Singapur; pero poco antes de que Steve Jobs retornara a la compañía, en 1997, Apple optó por deslocalizar su producción en múltiples fabricantes y países. Su producción se trasladó a Corea del Sur y Taiwán, pasó por México, Gales, República Checa y China, en donde se ha establecido desde hace varios años y en donde fabrica el grueso de sus productos.
El éxito de Apple es impensable
sin China, en donde ha logrado producir los mejores gadgets y equipos
demandados en el mundo pero sin fabricar ninguna parte de los mismos. Por eso,
resultó extraño que en pasados días Apple indicara que incrementó su plan de
inversión en Estados Unidos a 600 mil millones de dólares que se aplicarán a lo
largo de los próximos años. Aunque ya en febrero de 2025 había referido que
invertiría 500 mil millones de dólares, ahora solo agregó 100 mil millones más.
(shre.ink/t8VT) Esa inversión tiene el objetivo de calmar las presiones y
amenazas de Trump de que si Apple no traslada su producción de iPhones a
Estados Unidos, le aplicará aranceles del 25% a sus productos.
Sin embargo, ¿qué factible es
que Apple abandone la fabricación de sus productos de China? Siguiendo el análisis
de Patrick McGee en Apple in China, es muy complicado que
eso sea posible en el corto lapso. Es cierto que a Apple también le urge no
depender tanto de China. En lo que sigue nos apoyaremos en lo referido por McGee.
De acuerdo con él, Apple empezó
a trasladar en la última década del siglo XX fuera de Estados Unidos, y de
manera desigual, la fabricación de sus productos, pero fue a partir de la
siguiente década, concretamente en 2007 con el lanzamiento del iPhone, que la
manufactura china se volvió crítica e indisociable de Apple. A partir de ese
momento, la cadena de suministro de Apple dependió de China, cuando
prácticamente la totalidad de proveedores de los productos de Apple trasladaron
su manufactura y producción a instalaciones chinas, logrando con ello un
ecosistema para solucionar cualquier problema en horas o pocos días, cuestión que
en Estados Unidos tardaría mucho más tiempo en solventarse.
Ha sido un matrimonio de conveniencias.
Por un lado, China convenció a Apple de ser capaz de fabricar sus productos a
una alta calidad, por su parte Apple le hizo ver a Pekín que no era un simple
comerciante, sino una especie de mecenas y mentor que financia, capacita,
supervisa y abastece a los fabricantes chinos, que prepara mano de obra de alta
calidad. En este juego, el autor refiere que no se trata solo de que Apple
explote a los trabajadores chinos, sino de que Pekín permite que Apple lo haga,
para que China, a su vez, explote a Apple. Se estima que cerca de 30 millones
de chinos han sido capacitados por ingenieros y especialistas de Apple.
Pero más allá de los ahorros
que China representa, también es importante ese país para Apple como mercado ya
que es el tercero en consumo de sus productos: está después de Estados Unidos y
Europa. Pero vender y operar en China no ha sido gratuito, Apple ha tenido que ceñirse
a las exigencias del gobierno chino y aplicar un fuerte control del contenido
del iPhone, que los datos de los clientes se alojen en centros de datos chinos
y ha tenido que asociarse con empresas locales y ofrecer su know how a
los chinos.
Más allá de esas actitudes convenencieras
que caracterizan a los gigantes de internet y al capital en general, Apple se
ha visto forzada a buscar alternativas a China. Por un lado, las presiones de
Trump y sus represalias arancelarias, amén de que no quiere que Cupertino
mantenga su producción en China, pero también porque desde el arribo de Xi
Jinping al poder en China en 2013, este ha presionado a Apple para censurar información
como obligarla a que invierta fuerte en el país y capacite mano de obra china,
haciendo de Apple la mejor fuente de capacitación de alta tecnología en China.
Por eso ha empezado a migrar parte de su producción a India y Vietnam.
Pero, de acuerdo con McGee, es
difícil imaginar que en corto tiempo Apple prescinda de China. La empresa de
Cupertino trabaja con más de 1,500 proveedores en múltiples países. Pero todos
los productos pasan por China: el 90% de su producción se concentra en ese
país, y sus famosas plantas de ensamblaje en Vietnam e India dependen
igualmente de la cadena de suministro centrada en China. Ningún otro país se
acerca remotamente a ofrecer la combinación adecuada de calidad, escala y
flexibilidad necesaria que ofrece China para remitir al mercado la friolera de
500 millones de productos de Apple al año.
Como dice Kevin O'Marah
(especialista en cadenas de suministro y comercio), citado por McGee, sobre la
cadena de suministro de Apple: «No es realmente una cadena de suministro
global. En teoría, lo es; pero en la práctica, es un conjunto de procesos y
productos, ingeniería y producción totalmente diseñado, y todo sincronizado en
un solo lugar: [China]» Además, agrega: «Van a tener un problema enorme para
salir de [China]». Por si fuera poco, la «velocidad china» es insuperable: la
capacidad de realizar las tareas a un ritmo incomprensible para los
occidentales y que para nada tienen India o Vietnam. En China, por ejemplo, uno
de los proveedores favoritos de Apple, Foxconn, puede pasar de cero productos a
100 mil al día con facilidad, algo impensable de hacer en Estados Unidos, Vietnam
o la India. Incluso en Estados Unidos no hay mano de obra que esté al mismo
nivel que existe actualmente en China.
En 2024 inició Apple
operaciones en India donde apenas se encuentra en las primeras etapas de
desarrollo para la «introducción de nuevos productos». En Vietnam, sucede lo
mismo. Los dos principales argumentos que respaldan el potencial de la India
son su enorme fuerza laboral y su mano de obra barata, pero carece de la
flexibilidad que tienen los chinos. Como refiere McGee, lo que China ofrece a
Apple no es simplemente mano de obra, sino todo un ecosistema de procesos
desarrollado durante más de dos décadas y que no es fácil de sustituir. Por
ello, se ve complicado que en los próximos cinco años Apple abandone China.
Lo cierto, es que no podemos
pasar por alto que China se ha convertido en un «titán tecnológico», asombra
que haya avanzado muy rápido en áreas tan complejas como la electrónica de
punta o la misma inteligencia artificial, parte de la respuesta es que Apple
les transfirió ese conocimiento en buena medida. Año tras año, Apple tomó los
diseños, procesos y conocimientos técnicos más vanguardistas de todo el mundo y
los reprodujo y escaló en China.
@tulios41
Publicado en La Jornada Morelos
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