Diversos autores expresan que el triunfo de Trump fue resultado del uso que hizo de las nuevas tecnologías de comunicación. Para Antonio Casilli no fue un fenómeno algorítmico lo que explica su triunfo o el manejo que se hizo de las noticias falsas, sino la utilización de los mecanismos publicitarios de Facebook.
La clave del éxito de Trump, según Casilli, estuvo en que el republicano contrató mano de obra barata: invirtió en las famosas granjas de clicks de Facebook y se apoyó en personas que eran parte del sector de denostados en su campaña. Trump sin pudor alguno contrató un ejército digital que trabajó a destajo y sin importar que eso desmintiera uno de los aspectos centrales de su “programa”: que la gente de otros países le quita el trabajo a los estadunidenses.
Mano de obra barata y crowdworkers existen al por mayor en Asia y regiones del tercer mundo. Caselli destaca como Trump echó mano del trabajo mal remunerado, el de la generación Millennials de diversas partes del orbe, para efectuar microtareas de campaña. Los contratados fueron captados a través de Fiverr, plataforma donde, por unos pocos dólares se puede uno hacer de redactores, diseñadores gráficos y un sinfín de profesionales de las nuevas tecnologías.
Trump se nutrió del ejército de jóvenes que forman parte de las huestes de las industrias creativas. Algunos de ellos, chicos de los balcanes, de Macedonia, actuaron como auténticos mercenarios: se capacitaron y habilitaron para fungir como una escuadra de "spammers”, diseñando contenidos para generar mensajes de odio, ser activos participantes en las campañas de encono digital y establecer estrategias aberrantes de desinformación apoyándose en el boyante mercado de clicks, y engañar así a partidarios de Trump con contenido falso y reforzar su inclinación por él y reflejado en los “me gusta”.
Pero la gente que participó o trabajó en la campaña de Trump aglutinó distintas nacionalidades. De acuerdo con Business Insider, Trump compró directamente 60% de sus seguidores de Facebook. La mayor parte de los mismos procedieron de Singapur, Filipinas, Malasia, India, África del Sur, Indonesia, Colombia e incluso de nuestro vilipendiado país.
Casilli recuerda un aspecto central del modelo de negocio de Facebook: limita la circulación, o alcance orgánico, de la información en dicha red de manera exprofesa. Facebook señala que ese filtrado se hace para proteger a las personas de que vean contenidos no deseados, pero en realidad eso es parte de su modelo de negocio dirigido a que los usuarios paguen para que sus contenidos tengan un alcance más amplio.
Así que algunas empresas, partidos políticos y algún ególatra despistado, que quieren alcanzar a millones o miles de personas, como estrategia de marketing y propaganda, y obtener una mayor cantidad de los preciados “me gusta”, tienen que hacer uso de las denominadas granjas de cliks.
Como se sabe, ese modelo de propaganda se finca en el pago de mano de obra barata procedente de países en vías de desarrollo. Ese enorme mercado evidencia la farsa de la participación voluntaria en los medios sociales en línea, ya que las personas contratadas se abocan a producir “clikcs/me gusta” dentro de un modelo de negocios y propagandísticos basado en un esquema laboral precario y deslocalizado.
Este modelo de compra de mano de obra digital no solo reproduce la manida desigualdad entre los países del Norte y del Sur, sino que constituye, como dice Casilli, un nuevo modelo de trabajo-explotación, evidenciado por empresas como UpWork, que cuenta con 10 millones de empleados a destajo, o Freelancers.com, con 18 millones.
Independientemente de que eso conforme nuevas modalidades de esclavismo (“iSlavery"), lo cierto es que esa es la realidad que se impone para un amplio sector de los denominados integrantes de la generación Millennials y Z del tercer mundo, que actuando como empresarios individuales no solo estarán disponibles para ser usados en múltiples campañas de marketing en la red, sino también prestos a actuar como mercenarios para apoyar a cualquier orate o desfasado que quiera alcanzar el poder.
Artículo publicado el 04 de diciembre de 2016 en El Universal de Querétaro.
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