Competitividad y conocimiento

viernes, 9 de mayo de 2008

Tradicionalmente al hacer referencia a las nuevas tecnologías se las relaciona con las de información, pero ellas cubren un espectro amplio de invenciones, son el resultado del descubrimiento de nuevos procesos, conocimientos o habilidades que permiten crear inventos en menor tiempo. Las nuevas tecnologías lo mismo tienen que ver con la generación de combustibles, el uso de tecnologías alternativas, que con la invención de nuevos materiales o la renovación de interfaces de comunicación y computación. La generación de nuevas tecnologías refleja en buena medida la capacidad competitiva de un país, pero también sirve para saber de manera indirecta el grado de avance de una nación con respecto a lo que se denomina sociedad del conocimiento.
Recientemente el Foro Económico Mundial informó que en lo referente a Tecnologías de la Información México permanece estancado a escala global, está un poco más arriba de la mitad de los 127 países clasificados o medidos, ocupa el lugar 58, una posición mala si se compara con el peso que tiene nuestra economía a escala global, en donde estamos en el sitio número 14. Esto es resultado del desigual proceso de desarrollo que vive nuestro país, que se refleja incluso en el retroceso que ha tenido México en este terreno al perder nueve posiciones en el índice de Tecnologías de la Información desde el año 2006 al actual.
Dentro de los varios problemas indicados por dicho organismo, que impiden el desarrollo de tecnologías de la información en México, están los altos costos (las tarifas son las terceras más altas a escala mundial) que aún prevalecen en nuestra nación para conectarse a internet y la misma telefonía celular. A eso se agregan las fallas de Telcel que apenas el miércoles pasado tuvo durante más de siete horas sin comunicación a buena porción de usuarios.
Sin duda que apuntalar un crecimiento sostenido del país en el campo de las nuevas tecnologías implica situarlo como un problema holístico, en donde diversos actores deben “pactar” lo que quieren obtener a mediano plazo y en donde cada uno debe contribuir con su parte para lograrlo: universidades, empresarios, partidos políticos, gobierno, organismos de la sociedad civil, etcétera. Pero más allá de eso es necesario entender que el conocimiento debe ser el pivote del desarrollo productivo y social al aplicar políticas públicas de estado, que hagan del aprendizaje social un medio para asegurar la apropiación colectiva social del conocimiento y traducirlo o transformarlo en procesos y objetos útiles.


Publicado en Milenio.

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