¿Qué tanto ha cambiado la sexualidad desde que apareció internet? No tenemos datos precisos, pero sí sabemos que la tecnología siempre ha transformado la sociedad y las relaciones humanas y gracias a ella nos percatamos de la velocidad con la cual la moda se reinventa a sí misma mostrando cada vez más lo frágil y perentorias que son las convenciones sociales.
No sabemos con precisión cuánto han cambiado nuestras prácticas sexuales debido a internet, pero sí tenemos algunos elementos que nos indican de modificaciones y ha sido gracias a la investigadora lacaniana Sherry Turkle que hemos podido conocer algunas cosas. Ella se ha encargado en sus investigaciones de hurgar en los diferentes mecanismos mediante los cuales las computadoras y herramientas como internet reconfiguran nuestra forma de pensar, de sentir y de relacionarnos.
Ella nos ha mostrado que las maneras en que pensamos, nos divertimos e incluso socializamos no están disociadas de nuestros instrumentos tecnológicos. Pero son las personas quienes al final de cuentas con sus prácticas reconfiguran lo que son las tecnologías, quienes reconducen o las usan para sus propios intereses. Uno de los aspectos destacados son las vinculaciones sexuales y emocionales que los usuarios dejan fluir a través de internet. De esta forma, internet y las computadoras no están cambiando solamente nuestras vidas, nuestra intimidad, sino que también modifican lo que somos, transforman nuestros maneras de pensar, nuestros esquemas de socialización y de convivencia.
Hoy no cabe duda que internet se ha vuelto un enorme y polifacética estructura, por lo cual lo mismo puede ser un inagotable hotel de paso, que un inmenso mall en el cual se reúnen millones de personas a alimentar y reconfigurar sus inclinaciones sexuales y dar rienda suelta a sus más alucinantes afanes lúdicos. Estamos de esa manera pasando de una cultura moderna basada en el tacto y la interacción a una cultura electrónica basada en la simulación y en el telecontacto, o incluso a nuevas formas de contacto.
Interacciones y fantasías
Sin embargo, a través de las interacciones en la pantalla los individuos no solo exponen su interior sin desparpajo, sino también alimenta las actitudes de narcisistas fascinados por matrimoniar sus gustos por la red y todo tipo de artilugios electrónicos con sus inclinaciones de desnudarse públicamente. Por ello la vida proyectada a través de un monitor nos sólo permite trazar en la misma nuestros dramas, nuestras virtudes y miserias, sino también nuestras particulares inclinaciones sexuales. La pantalla de una computadora son la nueva ubicación para nuestras fantasías, tanto eróticas como intelectuales.
Las personas asiduas a internet transitan clonadas por los infinitos pasillos que conforman el ciberespacio y de esa manera se sienten cómodos, no sólo porque andan sin ropa y no sufren las inclemencias sociales y climáticas, sino porque allí también se tejen y articulan las nuevas formas de pensar la realidad, las relaciones personales, la sexualidad, la política y la identidad. De esa manera la red ha dejado de ser sólo un recurso informativo, ha pasado a ser un reconfigurador de la existencia humana y también un redefinidor de nuestra misma ontología.
Sin duda alguna la red ya ha dejado de ser un exclusivo vehículo para trasmitir exclusivamente informaciones, ya que es el más dúctil medio del yo y haciendo que las personas se tornen en un poderoso sistema múltiple y distribuido. Es por ello que el yo ya no está anclado a las representaciones de distintos roles en diferentes circunstancias y distintos lugares, sino que es algo descentralizado que edifica mundos disímbolos y con roles tan diferentes al mismo tiempo. Por eso es ya no es descabellado decir que la “vida real misma” es tan solo una ventana más.
No sabemos con precisión cuánto han cambiado nuestras prácticas sexuales debido a internet, pero sí tenemos algunos elementos que nos indican de modificaciones y ha sido gracias a la investigadora lacaniana Sherry Turkle que hemos podido conocer algunas cosas. Ella se ha encargado en sus investigaciones de hurgar en los diferentes mecanismos mediante los cuales las computadoras y herramientas como internet reconfiguran nuestra forma de pensar, de sentir y de relacionarnos.
Ella nos ha mostrado que las maneras en que pensamos, nos divertimos e incluso socializamos no están disociadas de nuestros instrumentos tecnológicos. Pero son las personas quienes al final de cuentas con sus prácticas reconfiguran lo que son las tecnologías, quienes reconducen o las usan para sus propios intereses. Uno de los aspectos destacados son las vinculaciones sexuales y emocionales que los usuarios dejan fluir a través de internet. De esta forma, internet y las computadoras no están cambiando solamente nuestras vidas, nuestra intimidad, sino que también modifican lo que somos, transforman nuestros maneras de pensar, nuestros esquemas de socialización y de convivencia.
Hoy no cabe duda que internet se ha vuelto un enorme y polifacética estructura, por lo cual lo mismo puede ser un inagotable hotel de paso, que un inmenso mall en el cual se reúnen millones de personas a alimentar y reconfigurar sus inclinaciones sexuales y dar rienda suelta a sus más alucinantes afanes lúdicos. Estamos de esa manera pasando de una cultura moderna basada en el tacto y la interacción a una cultura electrónica basada en la simulación y en el telecontacto, o incluso a nuevas formas de contacto.
Interacciones y fantasías
Sin embargo, a través de las interacciones en la pantalla los individuos no solo exponen su interior sin desparpajo, sino también alimenta las actitudes de narcisistas fascinados por matrimoniar sus gustos por la red y todo tipo de artilugios electrónicos con sus inclinaciones de desnudarse públicamente. Por ello la vida proyectada a través de un monitor nos sólo permite trazar en la misma nuestros dramas, nuestras virtudes y miserias, sino también nuestras particulares inclinaciones sexuales. La pantalla de una computadora son la nueva ubicación para nuestras fantasías, tanto eróticas como intelectuales.
Las personas asiduas a internet transitan clonadas por los infinitos pasillos que conforman el ciberespacio y de esa manera se sienten cómodos, no sólo porque andan sin ropa y no sufren las inclemencias sociales y climáticas, sino porque allí también se tejen y articulan las nuevas formas de pensar la realidad, las relaciones personales, la sexualidad, la política y la identidad. De esa manera la red ha dejado de ser sólo un recurso informativo, ha pasado a ser un reconfigurador de la existencia humana y también un redefinidor de nuestra misma ontología.
Sin duda alguna la red ya ha dejado de ser un exclusivo vehículo para trasmitir exclusivamente informaciones, ya que es el más dúctil medio del yo y haciendo que las personas se tornen en un poderoso sistema múltiple y distribuido. Es por ello que el yo ya no está anclado a las representaciones de distintos roles en diferentes circunstancias y distintos lugares, sino que es algo descentralizado que edifica mundos disímbolos y con roles tan diferentes al mismo tiempo. Por eso es ya no es descabellado decir que la “vida real misma” es tan solo una ventana más.
1 comentarios:
Efectivamente, a la vez que es un medio para añadir datos sobre materias diversas o complementar aprendizaje mediante webs de problemas matemáticos, es tambien un saco sin fondo o refugio de comercio no recomendable que envilece la percepcion de jóvenes y ralentiza las relaciones reales o priva de ellas.
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