“No tengo un mango” dicen en el cono sur para expresar que no se posee ni un peso en la bolsa. Mientras que en España decir “Vamos a mangar” es indicar que uno se dispone a robar algo. Hoy se empieza a poner de moda en la zona ibérica, al calor de los movimientos antiglobalización el “mangar” o hurtar, que se ha vuelto algo chic entre un sector juvenil y una de las mejores maneras de poner de cabeza al capitalismo. Se parte de que como no se tiene “un mango” y que como el sistema capitalista quiere que todos seamos voraces consumidores, entonces hay que descarrilarlo haciendo que las empresas paguen lo que uno consume.
Es así como hordas juveniles, aprovechando los festejos de fin de año, se lanzan a los centros comerciales con la clara idea de robarse todo lo que puedan, el objetivo es transar la mayor cantidad de cosas con el fin de socavar los engranajes del sistema capitalista. El sitio Yo mango se ha convertido en un auténtico espacio de propaganda y de articulación de una gama de estrategias para robar. La página conforma una barricada simbólica y digital contra el capitalismo, como parte sustancial del discurso de un movimiento impulsado por anarcos desilusionados de la palabrería y acciones estridentes del movimiento antiglobalización estadunidense y europeo. Decepcionados de que varios sectores que lo conforman se pierdan en debates y cuestiones que no conducen a ninguna parte, proponen pasar a la acción de inmediato.
Desde su perspectiva es mejor “mangar” que acudir a las reuniones del Foro Social de Porto Alegre, en donde las acciones concretas son pospuestas en favor de los “rollos”. Curiosamente son seguidores de uno de los iconos del movimiento antiglobalización; Jose Bove, que pasó a la historia por hacer prácticamente polvo con sus propias manos un McDonalds en su natal Francia.
Ingenuidad y romanticismo
No cabe duda que desde el punto de vista sociológico este movimiento social es interesante, pero desde la perspectiva práctica es ingenuo porque por un lado termina por perfeccionar el mismo sistema capitalista, ya que han empezado a surgir los interesados en vender playeras y souvenirs con el logo de “Yo mango”, pero dentro de poco no sería raro que dichos productos se puedan conseguir en cualquier boutique. Por otro dicen rechazar a internet porque encarna la globalización contra la que ellos luchan, porque la consideran una enemiga de las costumbres y culturas locales, pero curiosamente ha sido gracias a la red como ellos han podido difundir su rechazo al capitalismo y han globalizado sus puntos de vista.
Pero tal vez lo peor de ese movimiento es que el acto de “mangar” termina por afectar a los mismos consumidores que curiosamente son su principal motivo de lucha. Es sabido que el valor de las mercancías y los insumos está en relación con lo invertido en la seguridad y la protección de las mismas. El fabricante y el distribuidor nunca pierden sus márgenes de ganancia, como ingenuamente piensan los seguidores del movimiento “Yo mango”.
Es un hecho que la protesta del público consumidor se ha convertido en una de las manifestaciones más frescas de los tiempos que corren, en una de las mejores maneras de practicar una política eficaz para controlar los excesos poco éticos de ciertas actividades empresariales, pero tampoco se puede soslayar que en una cantidad nada despreciable de casos esos movimientos piensan ingenuamente que desde dicho marco de confrontación se puede provocar el derrumbe del sistema capitalista.
Publicado en el diario Milenio, 26 de diciembre 2006
Enlace permanente
Es así como hordas juveniles, aprovechando los festejos de fin de año, se lanzan a los centros comerciales con la clara idea de robarse todo lo que puedan, el objetivo es transar la mayor cantidad de cosas con el fin de socavar los engranajes del sistema capitalista. El sitio Yo mango se ha convertido en un auténtico espacio de propaganda y de articulación de una gama de estrategias para robar. La página conforma una barricada simbólica y digital contra el capitalismo, como parte sustancial del discurso de un movimiento impulsado por anarcos desilusionados de la palabrería y acciones estridentes del movimiento antiglobalización estadunidense y europeo. Decepcionados de que varios sectores que lo conforman se pierdan en debates y cuestiones que no conducen a ninguna parte, proponen pasar a la acción de inmediato.
Desde su perspectiva es mejor “mangar” que acudir a las reuniones del Foro Social de Porto Alegre, en donde las acciones concretas son pospuestas en favor de los “rollos”. Curiosamente son seguidores de uno de los iconos del movimiento antiglobalización; Jose Bove, que pasó a la historia por hacer prácticamente polvo con sus propias manos un McDonalds en su natal Francia.
Ingenuidad y romanticismo
No cabe duda que desde el punto de vista sociológico este movimiento social es interesante, pero desde la perspectiva práctica es ingenuo porque por un lado termina por perfeccionar el mismo sistema capitalista, ya que han empezado a surgir los interesados en vender playeras y souvenirs con el logo de “Yo mango”, pero dentro de poco no sería raro que dichos productos se puedan conseguir en cualquier boutique. Por otro dicen rechazar a internet porque encarna la globalización contra la que ellos luchan, porque la consideran una enemiga de las costumbres y culturas locales, pero curiosamente ha sido gracias a la red como ellos han podido difundir su rechazo al capitalismo y han globalizado sus puntos de vista.
Pero tal vez lo peor de ese movimiento es que el acto de “mangar” termina por afectar a los mismos consumidores que curiosamente son su principal motivo de lucha. Es sabido que el valor de las mercancías y los insumos está en relación con lo invertido en la seguridad y la protección de las mismas. El fabricante y el distribuidor nunca pierden sus márgenes de ganancia, como ingenuamente piensan los seguidores del movimiento “Yo mango”.
Es un hecho que la protesta del público consumidor se ha convertido en una de las manifestaciones más frescas de los tiempos que corren, en una de las mejores maneras de practicar una política eficaz para controlar los excesos poco éticos de ciertas actividades empresariales, pero tampoco se puede soslayar que en una cantidad nada despreciable de casos esos movimientos piensan ingenuamente que desde dicho marco de confrontación se puede provocar el derrumbe del sistema capitalista.
Publicado en el diario Milenio, 26 de diciembre 2006
Enlace permanente
1 comentarios:
"La propiedad privada es un robo." Proudhon, anarquista frances.
El unico ladrón es el burgúés.
Viva la Anarquía!!!
Publicar un comentario