Redes ciudadanas y democracia

lunes, 19 de diciembre de 2005

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El entusiasmo del sector civil por el uso de las redes electrónicas comenzó en Estados Unidos en los años sesenta del siglo pasado. La idea era que ellas vendrían a cambiar las relaciones sociales y dar paso a una nueva era de participación ciudadana, eran vistas como una continuación de los espacios democráticos dibujados tiempo atrás por Tocqueville en su Democracia en América. La pionera fue Resource One, una red electrónica ideada como una especie de club que se hizo muy famosa en los años sesenta dentro de la comunidad hippie por poner al alcance de los ciudadanos bancos de datos sobre salud y un sinfín de aspectos estadísticos, que según sus creadores se traduciría en una mayor participación de las personas en los asuntos públicos.
Este fue uno de los primeros ejercicios prácticos que se dieron entre los emergentes medios de comunicación y la construcción de la ciudadanía, que después se extendería a intensos niveles de participación y de solidaridad, en la aún existente The Well, aspectos que han sido ampliamente abordados por Howard Rheingold en Comunidades virtuales. En esa obra aborda profusamente los usos civiles y sociales de la red cuando todavía no era un medio masificado, cuando sólo la usaban unos cuantos entusiastas y destrampados. Pero ya antes de que la web existiera hubo en nuestro continente sucesos destacados.

Asesinato de Chico Mendes
La tarde del 22 de diciembre de 1988 una estruendosa lluvia de plomo acabó no sólo con la quietud de la selva en el estado brasileño de Acre, sino con la vida del activista Francisco "Chico" Alves Mendes Filho, mejor conocido como Chico Mendes. Chico fue acribillado por los pistoleros de los caciques Darly Alves da Silva y Darci Alves Pereira, padre e hijo respectivamente, propietarios de más de 30 mil hectáreas y taladores de esa región selvática. A pesar de que el territorio estaba prácticamente incomunicado, las organizaciones civiles empezaron a movilizarse para que se detuviera a los autores intelectuales del asesinato de ese luchador social que había recibido en 1987 los premios Global de las Naciones Unidas y la medalla de la Better World Society “Por un mundo mejor”.
A pesar de los precarios medios de comunicación bastó no menos de una hora para que el hecho estuviera en las redacciones de los periódicos de Río de Janeiro y Sao Paulo. A través de un telefonazo la noticia llegó al Instituto brasileño de análisis sociales y económico (Ibase), una ONG que contaba con el servicio de correo electrónico, quien de inmediato se dio a la tarea de difundir la mala noticia vía e-mail a sus pares en distintas partes del mundo. La mayoría de ellas, defensoras del ambiente, se conectaban a internet y al saber del hecho de inmediato presionaron al gobierno brasileño para que castigara a los asesinos. En pocas horas el gobierno brasileño recibía telegramas y llamadas telefónicas de varias ONGs de diferentes países exigiendo la captura de los asesinos, quienes fueron detenidos aunque se fugaron al poco tiempo. En noviembre de 1996, durante la presidencia de Fernando Henrique Cardoso, fueron capturados nuevamente. Este es sin duda uno de los episodios no sólo más destacados de los usos civiles y políticos que ha tenido la red en nuestro continente, sino que fue prácticamente uno de los pioneros en la región.
Publicado en diario Milenio, 18 de diciembre 2005.
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