El tema de la sexualidad tiene tantas aristas como posiciones. Por ello no es de extrañar que la más reciente edición de Replicante aborde tantos matices de la misma. Así hay un sabroso trabajo de Paola Garibi sobre la diversidad sexual extrema y esquizofrénica de la mocha zona de los Altos de Jalisco, pasando por una “incorrecta” serie de fotos de embarazadas de María José Gorozo, hasta el provocativo ensayo de Miriam G. Medel, “Amaos y reproducíos: el extraño mundo de los derechos sexuales y la libertad personal”.
Por el particular interés de quien esto escribe de explorar los vasos comunicantes entre tecnología y cultura, particularmente entre red y sexualidad, destacamos el corto pero sustancioso trabajo de Esther Gasca, “Diana ha ingresado”. Para la autora, por internet circula la variedad sexual típica de los tiempos que corren, una es la bisexualidad femenina. Para ella dicha preferencia no nació con la red, pero gracias al ciberespacio muchas féminas han podido experimentar dimensiones sexuales que en el pasado no se atrevían. El amplio universo de sitios dedicados a promocionar encuentros, foros de discusión y chats son parte de ese escenario que ha llevado a muchas mujeres a experimentar nuevas dimensiones del placer.
De acuerdo con Gasca podemos decir que nuestras incursiones, a medio camino entre la etnografía del ciberespacio y la sociología digital, nos han llevado a hurgar en servicios P2P, de mensajería instantánea y chats en donde nos hemos percatado que en nuestro continente ha crecido el número de chavas que se declaran abiertas a la experimentación sexual, dentro de ese espectro sobresalen las inclinadas por las de su mismo género, en donde a diferencia del pasado hoy incluso hacen públicos datos personales como correos electrónicos o teléfonos. Una práctica que, también, aumenta es la de usar fetiches y gadgets sexuales para alcanzar el placer. El crecimiento de ese fenómeno es desigual y es en el Cono Sur en donde el incremento es destacado. Sin duda es una tendencia en auge pero sin ser todavía el estado perfecto para toda mujer de los tiempos que corren, como dice la referida autora.
En todo caso sirva esto para acercarse a leer Replicante, que sobresale en un entorno cultural de revistas adocenadas y acomodaticias, de publicaciones políticamente correctas. Apenas con cuatro números de vida demuestra que combina la frescura y originalidad, con el debate y la reflexión. A lo largo de sus páginas desfilan la desigual transculturación de nuestro país, los muchos mundos y submundos urbanos que convergen en esta nuestra rota nación de inicios del siglo XXI. En fin, sin intentar trazar oráculos y sin afán de dibujar en cada página el advenimiento del apocalipsis, Replicante ofrece una mirada plural de nuestro fragmentado entorno cultural.
¿Nacimiento de internet?
A pesar de ser una tecnología reciente, ha sido muy difícil establecer un consenso sobre el surgimiento de la red. Pero lo que no se cuestiona es que el 2 de septiembre de 1969 es una fecha clave en el surgimiento de la misma, fue cuando Stephen Crocker y Vinton Cerf, entre otros, ayudaron a Ken Kleinrock a transferir datos entre dos computadoras. Sea este o no el punto de partida de la red, lo cierto es que fue clave en lo que más adelante conocimos como internet por lo que se conmemorará el próximo viernes.
Publicado en el diario Milenio, 28 de agosto 2005.
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Sexualidad replicante
martes, 6 de septiembre de 2005
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