La nueva ecología

martes, 10 de mayo de 2005

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La toma de conciencia de los límites y la angustia del agotamiento de la naturaleza son parte de una vigorosa corriente ideológica procedente de la segunda mitad del siglo pasado. Esa preocupación ecológica advierte sobre un temor justificado por salvar la naturaleza y buscar la supervivencia de la humanidad, pero también sobre la contradicción del progreso, que al mismo tiempo que genera tecnologías al por mayor, éstas vulneran la naturaleza y ponen en entredicho la supuesta calidad de vida que pretenden lograr.
La ecología surgió como una genuina causa en busca del equilibrio entre el ser humano y su entorno, como conciencia de su irresponsable modo de vivir, que muy pronto dio paso a movimientos sociales que desde la década pasada usan intensamente internet como medio preferido para organizar sus movilizaciones. La ecología ha dado paso tanto a causas justas como a dudosas en manos de organismos que en su nombre se dedican a lucrar.
Recientemente la revista inglesa The Economist publicó un artículo interesante, “Environmental economics. Are you being served” (www.economist.com/printedition/displayStory.cfm?Story_ID=3886849) en donde hace referencia al notorio declive ideológico del pensamiento “verde”, que no sólo se ha caracterizado por mantener posiciones poco prácticas y que han dejado de tener la presencia y arrastre del pasado por basar su práctica únicamente en la prohibición a ultranza reflejando una actitud intransigente.

Reorientación ante todo
La publicación británica más que diagnosticar la muerte de la ecología, lo que propone es que ella camine en otra dirección en donde haya menos ecologismo y más ecología. Lo más importante en el presente es que la carga económica de los costos en el mantenimiento ecológico se debe distribuir de manera mucho más democrática, de suerte que los mayores montos de la misma recaigan en quienes más se beneficien de ellos. Incipientes, aunque prometedores, los métodos de cálculo y atribución de costos, deberán desembocar en una nueva disciplina científica. Aún no existe consenso al respecto, pero se indica que en cuanto se logre asistiremos a una ecología más informada, innovadora y basada en los incentivos y relaciones que entiendan el papel de la economía actual en el ambiente. Como ejemplo el artículo ofrece un caso concreto: “Valuing ecosystem services” aplicado en el Canal del Panamá.
Una propuesta interesante sobre todo en un momento en donde algunos grupos ecologistas usan prácticas cuestionables, en donde en vez de ofrecer información a la ciudadanía propagan el terror y preludian el fin del planeta, en ocasiones sirviendo a intereses específicos. Si bien no se puede estar de acuerdo con la propuesta de The Economist de que el dinero sea el único valor de entendimiento que tenemos los humanos y que por ello la ecología no tiene por qué ser diferente, su análisis es interesante para ver la dirección en que soplan los nuevos vientos en el campo ecológico.
Lo que se desprende de dicho artículo es que probablemente estamos ya asistiendo a la aparición de una nueva rama científica que introduce el valor adecuado del ecosistema en nuestras decisiones, en donde no sólo se valoren y asignen responsabilidades, sino también que éstos se repartan. En todo caso esa perspectiva es una necesidad para tener, también, una ecología más acorde a los tiempos que corren, en donde las sanciones por los efectos se distribuyan de una manera sensata, ya que al final reflexionar sobre los límites del desarrollo es también hacerlo sobre los de ser humano.
Publicado en Milenio Diario, 8 de mayo 05.
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2 comentarios:

Anónimo dijo...

"All is going down man"

Anónimo dijo...

Hola Tio,

Interesting thoughts, share the same view. And so similar to the environmental politics in Sweden. Going to start whit my tesis this summer on environmental management. Keep you posted!
love,

Tu sobrina, Nadja

 
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