La solución a la piratería

martes, 9 de agosto de 2005

textoalternativo Los productos piratas en la actualidad son el reflejo de que vivimos una época en donde es posible reproducir y colocar en el mercado artículos con calidad similar a los elaborados por empresas que poseen los derechos de reproducción y que cobran por los mismos cantidades consideradas como onerosas por los consumidores. Esta situación es notoria en los campos musical y editorial.
Los grandes sellos discográficos luchan por mantener su tradicional lógica de venta que es insostenible. Se vuelve necesario dar paso a una nueva mecánica de producción y distribución de música, que garantice los derechos de autor, la ganancia de las empresas y el beneficio a los consumidores. Actualmente los melómanos compran en el mercado negro, pero no porque sean unos fanáticos de los artículos piratas, sino porque no encuentran productos legales a precios accesibles.
Esta situación no es exclusiva del segmento musical, también lo padece fuertemente el sector editorial desde hace mucho tiempo. Desde el surgimiento de las copiadoras los derechos de autor han sido un dilema para la industria editorial. La copia de libros, aunque sea parcial, se considera ilegal incluso aunque no tenga fines comerciales. La única forma legal de consumir un libro es comprándolo u obteniéndolo en préstamo en la biblioteca o por parte de un amigo. A pesar de eso la mayoría de libros que tienen los estudiantes universitarios y de bachillerato en nuestro país son fotocopiados, consecuencia de la falta de posibilidades para adquirirlos y de la “incapacidad” de las bibliotecas de dotarse de más volúmenes.

Un nuevo modelo
En diversas partes del orbe se abren nuevas rutas a la cuestión editorial, sobresaliendo la edición a la carta, algo que en nuestro entorno es prácticamente desconocido. En nuestro continente está la librería Armazém Digital (www.armazemdigital.art.br) que ha encontrado una solución a la edición de libros. La librería virtual, ubicada en Brasil y cuyo modelo está por implementarse en otros países de la región, opera con base en la reproducción bajo demanda. Los usuarios pueden ir directamente a la librería o bien a través de internet y hacer el pedido de su libro. El comprador selecciona el formato en que lo desea, el tipo de pasta y en menos de dos horas lo tiene listo. Son libros legales que cumplen con el pago de todos los derechos.
El problema es que este modelo a la carta no está libre de generar conflictos. Por un lado sólo pocas editoriales aceptan participar en dicho esquema. Parece que por ahora sólo un pequeño grupo de editoriales españolas y latinoamericanas desean formar parte de esta iniciativa. Por el otro, eso mismo y el uso de una tecnología de impresión sofisticada no ofrecen costos bajos, de suerte que un libro comprado en una librería convencional es mucho más barato que uno personalizado.
Pero el mérito de dicha modalidad de venta de textos no está en el costo del producto, sino en abrir camino a una tendencia en el mundo editorial que puede permitir prolongar por más tiempo la vida del libro y que es probable que más adelante también se aplique en nuestro entorno. El futuro de este negocio también dependerá de la actitud de las editoriales, un reflejo de esto es que Xerox, la fabricante de esos equipos de impresión a la carta, apuesta por la edición bajo demanda que puede llevar a la elaboración de sólo algunas partes de las obras.
Publicado en diario Milenio, 7 de agosto 2005.
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