Las políticas de
penetración de internet y la eficacia de las mismas en nuestro país ha sido
algo más propio de la ficción que de la realidad. A lo largo de los años se han
acumulado inversiones millonarias y fracasos notorios. El arribo de Vicente Fox
a la presidencia no solo marco la alternancia al poder en nuestro país, sino
también el primer esfuerzo de conexión a internet como política pública. Con
Fox nació el Sistema Nacional e-México, con el fin de propiciar la incorporación
de México a la Sociedad de la Información y el Conocimiento. La plataforma de
conexión fueron los malogrados centros comunitarios digitales, distribuidos a
los largo del país. Pobres resultados y un manejo poco claro sobresalieron en
ese programa, que tenía la intención de potenciar el uso de Internet sobre todo
en el tema de educación. El proyecto fracasó, pues al final del sexenio
foxista, la cobertura de Internet quedó muy lejos de las proyecciones.
Con la llegada de Felipe Calderón
a la presidencia no solo se recortó considerablemente el presupuesto a
e-México, sino que modificó el otro programa estrella del sexenio foxista,
Enciclomedia, que se transformó en Habilidades Digitales para Todos. Lo absurdo
fue que hasta el último año del sexenio de Calderón, se lanzara su proyecto de
Agenda Digital, que era propiamente su propuesta de conexión a internet para
que México se situara entre los países mejor conectados en el orbe. Desde el arranque
no se establecieron los objetivos precisos y su cobertura, lo que al final se
tradujo en que al concluir el sexenio calderonista el programa quedara en el
olvido y pasara sin pena ni gloria.
Con la llegada de Enrique
Peña Nieto se puso en marcha, en 2013, la Estrategia Digital Nacional, el plan
para digitalizar los servicios del gobierno, incrementar la conectividad a
internet y concretar el proyecto de datos gubernamentales abiertos. El programa
dedicado a ofrecer conectividad fue México Conectado, que tuvo el objetivo de
conformar 250 mil sitios públicos de conectividad, como escuelas, hospitales y
dependencias de gobierno; con los recortes sufridos durante el sexenio la meta
se redujo a menos de la mitad de sitios públicos con conectividad; aspecto que
tampoco se cumplió. México Conectado quedó como uno más de los esfuerzo
fallidos que se han impulsado en México para lograr que el grueso de la
población mexicana se conecte a internet.
Con la reciente
administración encabezada por López Obrador se puso en marcha el programa
Internet para Todos, que tiene el objetivo de conectar a los 50 millones de
mexicanos que aún no cuentan con conexión en el país. Para eso ha destinado un
poco más de 516 millones de pesos, que a ojos de diversos especialistas es
insuficiente. El pasado 11 de marzo la CFE publicó las prebases de la
licitación de la Red Troncal, mediante la cual se concesionarán 50 mil
kilómetros de fibra óptica para conectar a 8 mil 535 sitios como escuelas,
hospitales, parques públicos, edificios federales. El ganador de dicha
licitación deberá invertir unos 30 mil millones de pesos, además deberá
proporcionar internet gratuito en plazas, escuelas, centros de salud y otros
sitios públicos.
La cuestión es ver si hay
interesados en la licitación, ya que para las empresas significa invertir altas
sumas en una infraestructura para zonas en donde no hay mercado para sus
productos por ser las regiones más pobres del país. Hoy sabemos que el ingreso
de México a la sociedad de la información no se logrará por establecerlos en
programas de gobierno, buenas intenciones ni trasladando las funciones públicas
a la iniciativa privada. Se requiere un programa robusto, realista que cuente
con una sólida agenda, plazos específicos, objetivos concretos, mecanismos
confiables de medición. Cuestiones de las cuales carece por ahora Internet para
Todos.
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