No es un secreto que el cofundador de Microsoft (MS), Bill Gates, ha sido un estratega de las alianzas, que con el fin de que su empresa no pierda la hegemonía mundial en el campo del software emprende distintas estrategias. Uno de los caminos a los que recurre eficazmente Gates y los directivos de Microsoft (MS) es el cabildeo con los representantes del gobierno y el parlamento de su país y de muchos otros del planeta. Parte del éxito de MS radica en la habilidad de Gates para combinar exitosamente negocios con política.
MS siempre ha sido generosa en las contribuciones económicas a las campañas electorales de Estados Unidos, pero a pesar de que apoya tanto a demócratas como a republicanos sus preferidos han sido los segundos. En el reciente proceso electoral que concluyó en esa nación MS aportó un millón 482 mil 200 dólares, de lo cuales 54.7 por ciento fueron para Bush y el 43 por ciento para Kerry. Mientras que en la primera elección presidencial de Bush fue más generosa con éste, contribuyó a su campaña con dos y medio millones de dólares.
Los rumores de que la victoria electoral de Bush podría beneficiar a MS no están fuera de lugar, ya que en las pasadas campañas presidenciales de ese país el candidato republicano opinó de manera contraria a los estados que litigan en contra de MS por su papel hegemónico en el campo del software; para Bush el papel dominante de MS no tiene efectos perjudiciales para la economía y la libre competencia en el campo del software de Estados Unidos. De hecho ya desde antes del reciente proceso electoral, era clara la relación entre Bush y MS.
Durante la administración Clinton el Departamento de Justicia, a través del juez Thomas Penfield Jackson, resolvió que MS debía dividirse en tres compañías, con el fin de poner punto final su papel monopólico en el campo del software. Una debería dedicarse a la producción del sistema operativo, otra a la creación de aplicaciones y una más a los servicios y operaciones a través de internet. Sin embargo, al llegar Bush a la presidencia el jefe antimonopolio del departamento de estado, Charles James, revisó el caso y decidió fallar a favor de MS, echando para abajo la división.
También contra Linux
Pero por los antecedentes que se han dado entre Bush y MS no sería nada extraño que ésta se abocará ahora a eliminar a Linux de Estados Unidos. Debe recordarse que en diciembre del año pasado los periodistas Jonh B. Paul y Laura Baker, que trabajaron con Bush, dieron a conocer que habían descubierto un caso de corrupción en las altas esferas de su gabinete, en donde quedó al descubierto la entrega de 100 millones de dólares por parte de MS al gobierno estadunidense. El dinero fue entregado al presidente Bush, quien lo admitió públicamente, con el fin de obtener respaldos entre los representantes republicanos para que modificaran la DMCA (Digital Millennium Copyright Act), aprobada en agosto de 2003, y se eliminaran de la misma las licencias sobre las que se apoya el sistema operativo Linux, convirtiéndolas en ilegales y excluirlo de todos los equipos de cómputo Estados Unidos. Por eso no deberá de extrañar si las relaciones amistosas entre la administración Bush y MS afianzan los privilegios de ésta y le dan mucho más fuerza a la empresa liderada por Bill Gates.
Publicado en Milenio Diario, 14 de noviembre 2004.
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MS siempre ha sido generosa en las contribuciones económicas a las campañas electorales de Estados Unidos, pero a pesar de que apoya tanto a demócratas como a republicanos sus preferidos han sido los segundos. En el reciente proceso electoral que concluyó en esa nación MS aportó un millón 482 mil 200 dólares, de lo cuales 54.7 por ciento fueron para Bush y el 43 por ciento para Kerry. Mientras que en la primera elección presidencial de Bush fue más generosa con éste, contribuyó a su campaña con dos y medio millones de dólares.
Los rumores de que la victoria electoral de Bush podría beneficiar a MS no están fuera de lugar, ya que en las pasadas campañas presidenciales de ese país el candidato republicano opinó de manera contraria a los estados que litigan en contra de MS por su papel hegemónico en el campo del software; para Bush el papel dominante de MS no tiene efectos perjudiciales para la economía y la libre competencia en el campo del software de Estados Unidos. De hecho ya desde antes del reciente proceso electoral, era clara la relación entre Bush y MS.
Durante la administración Clinton el Departamento de Justicia, a través del juez Thomas Penfield Jackson, resolvió que MS debía dividirse en tres compañías, con el fin de poner punto final su papel monopólico en el campo del software. Una debería dedicarse a la producción del sistema operativo, otra a la creación de aplicaciones y una más a los servicios y operaciones a través de internet. Sin embargo, al llegar Bush a la presidencia el jefe antimonopolio del departamento de estado, Charles James, revisó el caso y decidió fallar a favor de MS, echando para abajo la división.
También contra Linux
Pero por los antecedentes que se han dado entre Bush y MS no sería nada extraño que ésta se abocará ahora a eliminar a Linux de Estados Unidos. Debe recordarse que en diciembre del año pasado los periodistas Jonh B. Paul y Laura Baker, que trabajaron con Bush, dieron a conocer que habían descubierto un caso de corrupción en las altas esferas de su gabinete, en donde quedó al descubierto la entrega de 100 millones de dólares por parte de MS al gobierno estadunidense. El dinero fue entregado al presidente Bush, quien lo admitió públicamente, con el fin de obtener respaldos entre los representantes republicanos para que modificaran la DMCA (Digital Millennium Copyright Act), aprobada en agosto de 2003, y se eliminaran de la misma las licencias sobre las que se apoya el sistema operativo Linux, convirtiéndolas en ilegales y excluirlo de todos los equipos de cómputo Estados Unidos. Por eso no deberá de extrañar si las relaciones amistosas entre la administración Bush y MS afianzan los privilegios de ésta y le dan mucho más fuerza a la empresa liderada por Bill Gates.
Publicado en Milenio Diario, 14 de noviembre 2004.
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