Medios públicos y retrocesos

viernes, 1 de noviembre de 2024

 

Navegan entre dos aguas, por un lado pueden dar vida a  producciones de calidad, tener buenos espacios culturales alejados de fines comerciales; por otro, en materia de análisis de la realidad social y política su lente es corto y parcial, tienen urticaria por la diversidad de opiniones y posturas del espectro político. Así ha sido el caminar de los medios públicos en nuestro país.

A pesar de que artículo décimo transitorio de la reforma constitucional en materia de telecomunicaciones y radiodifusión de 2013 indica que los medios públicos deben ser plurales, no oficiales, eso es letra muerta. El citado artículo indica que los medios públicos federales, locales y de instituciones públicas «… que presten el servicio de radiodifusión deberán contar con independencia editorial; autonomía de gestión financiera; garantías de participación ciudadana; reglas claras para la transparencia y rendición de cuentas; defensa de sus contenidos; opciones de financiamiento; pleno acceso a tecnologías, y reglas para la expresión de diversidades ideológicas, étnicas y culturales».

El caminar en ese terreno ha sido desigual. Mientras que en los medios federales se avanzó desde el año 2000 hacia una mayor pluralidad, aunque con limitaciones financieras y debilidades editoriales, en los medios estatales esto ha sido prácticamente inexistente. Los medios públicos locales, han funcionado como extensiones de comunicación social, actuando como portavoces de los gobernadores en turno y replicando las políticas gubernamentales sin cuestionamiento. Han ignorado la diversidad social y política de sus regiones, enfocándose únicamente en destacar las políticas del gobierno. Sin embargo, esto no ha impedido que, ocasionalmente, cuenten con producciones de calidad en áreas culturales o científicas.

Si bien los medios públicos habían iniciado un camino hacia una programación más plural, reflejando la diversidad de la sociedad y la pluralidad política en sus noticiarios, este avance se dio a partir del año 2000, pero se vio truncado en el último sexenio. Debe reconocerse de imperfecciones y desafíos que aún persistían y deberían de subsanarse, pero lo logrado era un progreso no despreciable y eso lamentablemente se revirtió en el pasado sexenio.

Un claro ejemplo de esa regresión se manifiesta en la inefable «Hora Nacional», que durante el mandato de López Obrador regresó a ser mero apéndice de su área de comunicación social y un vehículo de propaganda gubernamental. Este fenómeno también se refleja en medios públicos como los Canales 11, 22 y 14 (SPR), siendo este último el más evidente en cuanto a su sesgo, ya que se dedica exclusivamente a transmitir contenidos que exaltan las políticas del gobierno morenista y sus funcionarios, alineándose con los intereses del régimen.

En enero de 2019, López Obrador declaró que esos medios públicos se convertirían en promotores de las libertades, la inclusión y la diversidad, además de espacios abiertos a difundir propuestas para abordar problemas sociales. Esta afirmación se realizó al presentar los nuevos coordinadores y directores del Sistema Público de Radio y Televisión, donde se prometió autonomía para los medios federales, pero también planteó la creación de un sistema unificado entre los sistemas públicos de comunicación con el fin de «informar con objetividad, profesionalismo e independencia». Afirmó que, a pesar de ser estaciones de radio y canales de televisión del Estado, no habría injerencia del gobierno en la información a transmitir. Pero fue mera añagaza, como lo confirmaron las programaciones de tales medios.

Se dijo que se crearían en las entidades sistemas públicos de radiodifusión que replicarían esa idea. Se habló de que la Ciudad de México y el Estado de Veracruz serían los sistema modelos o pilotos a replicar. Se puede decir que en la simulación se avanzó, y mucho, ya que sí se conformó en la Ciudad de México el SPR. Sin embargo, solo a eso se llegó.

Esa idea de pluralizar y dar paso a una verdadera etapa democrática de los medios públicos fue parte de esa logorrea que tan bueno fue para difundir el gobierno en el sexenio pasado. El ejemplo tangible de esto fue que 21 de diciembre de 2021 se dio a conocer el decreto de creación del Servicio de Medios Públicos de la Ciudad de México que de entrada violaba la Constitución capitalina que establece en su artículo 16 que «los poderes públicos crearán un Sistema Público de Radiodifusión de la Ciudad de México [...] operado por un organismo público descentralizado», independiente y, por tanto, no sectorizado. Pero el nuevo Servicio de Medios Públicos de la Ciudad de México quedó adscrito a la Secretaría de Cultura, pasando a ser un medio oficialista al servicio de la administración en turno.

La Constitución capitalina establecía —y sería similar en todo los SPR que se crearían— que se conformarían por consejos de administración y como órgano de gobierno por integrantes mayoritariamente ciudadanos sin compromisos partidarios. Además, se estipulaba que quien coordinara tal sistema sería designado por el Consejo de Administración, a partir de una terna propuesta por el Congreso de la Ciudad de México. Sin embargo, esta norma no se cumplió, ya que Claudia Sheinbaum nombró directamente al titular.

El Servicio de Medios Públicos de la Ciudad de México nació como medio oficialista y se anuló de facto la autonomía administrativa y de gestión del nuevo servicio, pero al mismo tiempo se convirtió en el ejemplo de cómo deberían de ser los medios públicos en general y el proceder de la 4T, de manera que a lo largo del año pasado se retrocedió en este terreno; de hecho, los otrora SPR proyectados nunca se implementaron.

La situación en las entidades sigue estancada, igual que en el pasado. No hay un retroceso notorio porque siempre han sido medios sumidos en el atraso. En esencia, han actuado como simples propagandistas de los gobiernos estatales. Esto se debe, en parte, a las audiencias escasas, a un sector que a cambio de tener un espacio para difundir su trabajo optan por ignorar o hacer como si no tuvieran ojos para ver la falta de diversidad de perspectivas que prevalece en tales medios. En última instancia, ese tipo de audiencias son los mayores obstáculos para los medios públicos, ya que perpetúan la falta de pluralidad y limitan la diversidad de voces y opiniones. Esto refleja una dinámica en la que la conveniencia y el mantenimiento del statu quo prevalecen sobre la búsqueda de medios más plurales y equilibrados en ideas y perspectivas.

Hoy no faltan las opiniones esperanzadas que ante nombramientos como el de Renata Turrent en la dirección de Canal 11, piensen que vienen mejores tiempos para ese medio y los otros. Sabiendo lo que Claudia Sheinbaum hizo con los Medios Públicos de la Ciudad de México, es de esperar que tales medios de difusión de Estado seguirán o contribuirán a la reproducción ideológica de la llamada 4T.

@tulios41

Publicado en La Jornada Morelos 161024

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