El Mexican flu, como se le llama en el ciberespacio a la pandemia de influenza humana que afecta a nuestro país y otras naciones, ha generado en internet una serie de preocupaciones, de sitios que se han volcado a proporcionar datos e información sobre su origen e incluso sobre las diferencias con la influenza típica. En momentos de tragedias o situaciones de emergencia de salud pública la red tiene un buen caudal de sitios con información relevante, pero también han destacado los correos basura, los denominados hoaxes o noticias falsas.
Lo curioso en estas situaciones es que salen hasta debajo de las piedras expertos en salud pública, doctores o posdoctores en epidemiología, teóricos de las enfermedades virales, expertos en economía y estudiosos de los desastres y las catástrofes, que presas del delirio y la alucinación son capaces de remitir en sus correos electrónicos los más variados y trastornados puntos de vista.
Hoy pululan en redes sociales y correos electrónicos las ideas y opiniones más falaces, en donde los peritos en la conspiración dan rienda suelta a su imaginación. Pero a diferencia de los clásicos hoaxes en donde es común presagiar una catástrofe viral, se ha partido de lo contrario: de que la famosa afección viral de la influenza humana no existe, que es mera artimaña para abofetear nuestra inteligencia y sumirnos en la confusión y depresión o para generarnos terror, con el fin de que el estado tome medidas represivas que de excepcionales puedan pasar a ser rutinarias. Así hemos pasado de un estado fallido a un ogro todopoderoso que controlará la vida de los habitantes de México.
Otros correos han sido para referir que la emergencia sanitaria y el lanzamiento del virus de la influenza porcina es resultado de la venida de Obama a México y de las condicionantes que ha impuesto el Fondo Monetario Internacional a nuestro país, unos más refieren que el virus fure creado en un laboratorio de Estados Unidos o que es una treta gubernamental para desviar la atención de la crisis económica o para quitar la atención de la equívoca política para combatir el narco.
No faltan quienes creyéndose estrategas en geopolítica y mentores en la teoría de conspiración y el complot, hablan de aspectos mucho más descabellados e indican que los gobiernos estadunidense y mexicano, así como el G-20 se pusieron de acuerdo para generar esta situación, para lanzar el virus, y de esa manera darse tiempo para hace un mejor manejo de la crisis. Esto no sólo es reflejo de lo absurdas y descabelladas que son estas ideas, sino también de cómo varios usuarios usan el ciberespacio para preludiar el acaecimiento de la desgracia y de la intriga. Por lo que la red, en situaciones de desgracia colectiva o de pandemias, ya no es el terreno solidario y de información confiable que dibujó Howard Rheingold en su ya lejano libro Comunidades virtuales.
Publicado en el periódico Milenio.
Lo curioso en estas situaciones es que salen hasta debajo de las piedras expertos en salud pública, doctores o posdoctores en epidemiología, teóricos de las enfermedades virales, expertos en economía y estudiosos de los desastres y las catástrofes, que presas del delirio y la alucinación son capaces de remitir en sus correos electrónicos los más variados y trastornados puntos de vista.
Hoy pululan en redes sociales y correos electrónicos las ideas y opiniones más falaces, en donde los peritos en la conspiración dan rienda suelta a su imaginación. Pero a diferencia de los clásicos hoaxes en donde es común presagiar una catástrofe viral, se ha partido de lo contrario: de que la famosa afección viral de la influenza humana no existe, que es mera artimaña para abofetear nuestra inteligencia y sumirnos en la confusión y depresión o para generarnos terror, con el fin de que el estado tome medidas represivas que de excepcionales puedan pasar a ser rutinarias. Así hemos pasado de un estado fallido a un ogro todopoderoso que controlará la vida de los habitantes de México.
Otros correos han sido para referir que la emergencia sanitaria y el lanzamiento del virus de la influenza porcina es resultado de la venida de Obama a México y de las condicionantes que ha impuesto el Fondo Monetario Internacional a nuestro país, unos más refieren que el virus fure creado en un laboratorio de Estados Unidos o que es una treta gubernamental para desviar la atención de la crisis económica o para quitar la atención de la equívoca política para combatir el narco.
No faltan quienes creyéndose estrategas en geopolítica y mentores en la teoría de conspiración y el complot, hablan de aspectos mucho más descabellados e indican que los gobiernos estadunidense y mexicano, así como el G-20 se pusieron de acuerdo para generar esta situación, para lanzar el virus, y de esa manera darse tiempo para hace un mejor manejo de la crisis. Esto no sólo es reflejo de lo absurdas y descabelladas que son estas ideas, sino también de cómo varios usuarios usan el ciberespacio para preludiar el acaecimiento de la desgracia y de la intriga. Por lo que la red, en situaciones de desgracia colectiva o de pandemias, ya no es el terreno solidario y de información confiable que dibujó Howard Rheingold en su ya lejano libro Comunidades virtuales.
Publicado en el periódico Milenio.