Según la Wikipedia el phishing fue creado a mediados de los años noventa por una banda de crackers que tenían interés en robarse datos de las cuentas de PSI (Proveedor de Servicios de Internet) AOL, con el fin de hacerse de varias cuentas para conectarse a internet. Hoy ese hábito se ha convertido en un severo problema que enfrentan los usuarios de la red.
Los primeros en explotar esa técnica se presentaban en un correo electrónico como empleados de AOL, en donde le indicaban a la persona que recibía el mensaje que necesitaba validar su cuenta, que debía ingresar a un sitio en donde debía dejar sus datos, los cuales después de registrados permitían a los plagiarios acceder completamente a dicha cuenta, navegar como si fuera el titular y usarla para distintos fines.
Inicialmente el robo de contraseñas y claves de acceso estuvo vinculado a la emisión de spam usando cuentas con las que se podía burlar la ubicación del emisor del mismo. Sin embargo, desde hace algún tiempo se empezó a recurrir a la técnica de clonar páginas de bancos con el fin de hacerse de las contraseñas y acceder a cuentas corrientes o de tarjetas de crédito de las personas. En muchos casos es muy difícil diferenciar entre la página original y la falsa, porque llevan la misma dirección y porque el diseño es casi similar, sin embargo existen detalles que las delatan.
En nuestro país está proliferando el phishing bancario y de acuerdo con las estadísticas de la Policía Federal Preventiva (PFP), los más afectados son los clientes de HSBC, 28%, Bancomer, 22%, Banamex, 21%, Banorte, 19%, Santander Serfin, 8% y Banco Azteca, 2%.
Es bueno saber que los bancos nunca envían correos electrónicos pidiendo a las personas hacer cambios en línea de contraseña o modificar datos de sus cuentas, pero también se debe tomar en cuenta que los correos electrónicos enviados por los plagiadores digitales (que vienen con la liga para ingresar a la página clonada), por lo regular se acompañan de errores de ortografía o de sintaxis que advierten de la trampa. A pesar de que estos hurtos son algo real, todavía representan una cantidad mínima respecto a lo que se da fuera de la red con la clonación de tarjetas.
En espera de que los bancos tomen mejores medidas para proteger a los usuarios de sus sitios, es bueno no usar la opción de recordar contraseñas de su navegador, limpiar constantemente el historial y el caché de su sitio, tener un cortafuegos y un buen programa de antivirus para evitar que alguien pueda obtener información de su computadora.
Publicado en diario Milenio
Los primeros en explotar esa técnica se presentaban en un correo electrónico como empleados de AOL, en donde le indicaban a la persona que recibía el mensaje que necesitaba validar su cuenta, que debía ingresar a un sitio en donde debía dejar sus datos, los cuales después de registrados permitían a los plagiarios acceder completamente a dicha cuenta, navegar como si fuera el titular y usarla para distintos fines.
Inicialmente el robo de contraseñas y claves de acceso estuvo vinculado a la emisión de spam usando cuentas con las que se podía burlar la ubicación del emisor del mismo. Sin embargo, desde hace algún tiempo se empezó a recurrir a la técnica de clonar páginas de bancos con el fin de hacerse de las contraseñas y acceder a cuentas corrientes o de tarjetas de crédito de las personas. En muchos casos es muy difícil diferenciar entre la página original y la falsa, porque llevan la misma dirección y porque el diseño es casi similar, sin embargo existen detalles que las delatan.
En nuestro país está proliferando el phishing bancario y de acuerdo con las estadísticas de la Policía Federal Preventiva (PFP), los más afectados son los clientes de HSBC, 28%, Bancomer, 22%, Banamex, 21%, Banorte, 19%, Santander Serfin, 8% y Banco Azteca, 2%.
Es bueno saber que los bancos nunca envían correos electrónicos pidiendo a las personas hacer cambios en línea de contraseña o modificar datos de sus cuentas, pero también se debe tomar en cuenta que los correos electrónicos enviados por los plagiadores digitales (que vienen con la liga para ingresar a la página clonada), por lo regular se acompañan de errores de ortografía o de sintaxis que advierten de la trampa. A pesar de que estos hurtos son algo real, todavía representan una cantidad mínima respecto a lo que se da fuera de la red con la clonación de tarjetas.
En espera de que los bancos tomen mejores medidas para proteger a los usuarios de sus sitios, es bueno no usar la opción de recordar contraseñas de su navegador, limpiar constantemente el historial y el caché de su sitio, tener un cortafuegos y un buen programa de antivirus para evitar que alguien pueda obtener información de su computadora.
Publicado en diario Milenio