Freno a la historia

lunes, 15 de abril de 2013

Desde la confección de su arquitectura internet nació como una estructura de comunicación horizontal. Gracias a que sus arquitectos estaban imbuidos del espíritu contracultural de los años 60 del siglo pasado, pensaron que la red debería ser un medio para la plena libertad de expresión.

Además, la red se confeccionó para conformar redes de transferencia de saberes tecnológicos y económicos entre las personas, lo que se tradujo en el impulso del concepto Do It Yourself que tuvo efectos no solo en el desarrollo de internet, sino en la confección de herramientas y software que abrieron camino a modelos de negocio y de emprendimiento articulados a la idea de libertad de expresión.

Hoy, esas ideas son erosionadas desde diversos frentes. Uno de los más importantes es el de la industria del entretenimiento apoyada por los gobiernos. Como dice Cory Doctorow, las batallas que libran las empresas en favor de la protección de derechos de autor dañan severamente la salud de internet

Las guerras emprendidas contra internet en favor de la protección de los derechos de autor parten de la idea de que la red es un medio solo para distribuir contenidos. Pero ella es mucho más que eso, se ha incorporado a la vida diaria de millones de personas de una manera que superó los pronósticos más optimistas de los pioneros de internet, de suerte que lo mismo sirve para pagar servicios en línea, publicar contenidos multimedia, hacer reservas para boletos de avión, trabar contactos con los médicos, etcétera.

La desastrosa política en favor de los derechos de autor parte de la idea de que con el fin de mantener estable y saludable dicho ecosistema no importa si se daña “accidentalmente” la arquitectura de internet, ya que es un precio aceptable para no frenar la creatividad.

Como dice Doctorw, la solución no está en implementar la guerra y la vigilancia en internet para preservar los derechos de autor, sino en reconocer que la red es el sistema nervioso de la era de la información y que salvaguardar su integridad y libertad es más importante que impulsar los intentos de censura y control de la misma por cuestiones económicas o que la industrias culturales, en el afán de preservar sus intereses, ingresen a la cortes y tribunales a pedir que el reloj de la historia se detenga.

Publicado en milenio.com

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