Ciberguerra

jueves, 6 de enero de 2011


"Infoguerra", "guerra cibernética”, "guerra digital”, son algunos de los términos usados en estos días para hablar de la ciberguerra que “arrancó” con el suceso WikiLeaks. Otras opiniones han expresado que los ataques de Denegación de Servicio Distribuido (DdoS) son una variante más de la misma.
Pero eso no es de ahora, ya en 1999, por ejemplo, durante la intervención de los países aliados en la guerra de Kosovo, se desató una batalla entre computadoras manejadas por hackers y expertos. Un grupo integrado por voluntarios de diferentes nacionalidades que estaban contra los países aliados penetró equipos estratégicos de la OTAN, de la Casa Blanca y del portaaviones estadunidense Nimitz. A tal grado fue la disputa que en algún momento el gobierno de Clinton boicoteó sitios web de varios organismos e instituciones serbias y contempló dejar sin servicio de internet a Yugoslavia, desaparecerla del ciberespacio, lo que al final no se concretó. Esa fue denominada la primera ciberguerra.
En 2007 Vinton Cerf, coinventor del protocolo TCP/IP, señaló que un cuarto de las computadoras conectadas a internet estaban infectadas por virus o caballos de troya que las volvían computadoras zombis. Y esa aseveración de Cerf es importante porque los primeros beneficiados de una red de equipos zombis son los estados que están enfrascados o comprometidos en una ciberguerra secreta, pero implacable, por controlar internet.
En cuanto al “ciberactivismo” basado en ataques DDoS o campañas de spam contra sitios web tampoco es novedad. Recordemos un caso: en 1997, el Electronic Disturbance Theater, un equipo de hackers, activistas y artistas que apoyaban al EZLN, puso en marcha FloodNet una acción digital que combinaba arte y política con desobediencia civil, que se desplegaba vía un applet de Java y se actualizaba automáticamente varias veces por minuto.
Hoy es cierto que Anonymous tiene herramientas más radicales como LOIC (Low Orbit Ion Cannon), un potente programa que permite implementar un ataque DDoS en menos de tres clics. Pero en todo caso esas herramientas y batallas, así como la creación de gusanos estilo Stuxnet, son reflejo de las perspectivas irreconciliables de intereses que se reproducen y debaten en el ciberespacio pero que se profundizarán con el giro que ha tomado internet a partir del caso WikiLeaks. 

Publicado en Milenio.

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