Lo que viene con el Acta

viernes, 22 de enero de 2010

Un ejemplo de lo que nos espera en el futuro como usuarios de internet si se aplica en Acta (Acuerdo de Comercio contra la Falsificación) es lo que acaba de dar a conocer el Partido Pirata de Suecia. Es el camino que probablemente se multiplique con la puesta en marcha de taxativas o sanciones a las descargas en línea y la violación de la privacidad de los usuarios.

Acaba de ser lanzado IPREDator, el servicio de red virtual privada (VPN, Virtual Private Network) que fue creado por los administradores de The Pirate Bay. Después de un buen lapso de haber efectuado las pruebas correspondientes, ese proyecto computacional finalmente ha cristalizado y ya se difunden por los pasillos digitales sus cualidades. El servicio tendrá un costo de 15 euros trimestrales por el cual, según sus promotores, se garantiza a quien lo contrate una conexión a internet enteramente cifrada y una navegación anónima.

En Suecia el Partido Pirata pasó a tener problemas con las autoridades de esa nación a raíz de que el año pasado ese país hizo suya la directiva europea IPRED (Intellectual Property Rights Enforcement Directive) que puso contra la pared a dicho sitio y prácticamente debieron cerrarlo. Pero ahora los responsables de The Pirate Bay, al anunciar el lanzamiento de una red virtual privada asociada a un sistema de proxys, vuelve a ser noticia a escala mundial y hace patente que regresa por sus fueros. Su objetivo, con esta invención, según comentan sus creadores es preservar la libertad de los internautas frente a las industrias culturales, quienes tienen la posibilidad de recolectar las direcciones IP de los usuarios que sospechan violan los derechos de autor.

En la práctica lo que IPREDator hará es establecer un túnel de seguridad entre la conexión del usuario y los servidores VPN instalados en Suecia, permitiendo ocultar el tipo de intercambios que se efectúen, las descargas y la navegación de los usuarios. Las ventajas son múltiples: si los cazadores de IP de los grandes consorcios de entretenimiento intentan obtener la dirección IP de un abonado a dicho servicio, obtendrá la del VPN y no la del usuario. En el hipotético caso que la policía decomise los servidores de IPREDator, los servidores de éste no conservarán ningún histórico por lo que no se podrá rastrear a nadie que haya usado sus servicios. Incluso los PSI no podrán saber lo que hace un abonado o si pasa por un VPN.

Para hacer efectivo el VPN el IPREDator debe acompañarlo con otras tecnologías como los protocole TLS (Transport Layer Security) el PPTP (Point-to-Point Tunneling Protocol) que es de encapsulamiento y que actualmente es muy usado. Por ello se dice que con IPREDator las conexiones se encapsularán, haciendo imposible saber los archivos que se intercambia o descargan de una página, las sitios por donde navegan o los juegos en línea que juegan los usuarios. Por lo tanto, las autoridades no tienen manera o medio para poder distinguir entre actividades legales e ilegales y les será imposible filtrar correctamente cualquier uso de la red, a menos que se bloquee o impida el uso del un VPN.

A esto es lo que muchos usuarios acudirán en el futuro de aprobarse el Acta, e incluso se corre el riesgo que eso sea más usado por quienes sí hacen piratería, que terminan por lucrar con cierto tipo de descargas. En vez de que la industria cultural ponga en marcha políticas pertinentes para que los productos digitales se vendan a precios sensatos, parece que opta por alimentar mucho más el mercado negro.

Pero además si no hubiera sido el Partido Pirata seguro que cualquier otro grupo o hacker hubiera creado algo similar para navegar anónimamente, aunque a partir del Acta es presumible que pulule un mercado de aplicaciones dedicadas a burlar controles y franquear taxativas que también terminarán por poner en peligro a los mismos PSI.

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