iPad y violación a la privacidad

jueves, 28 de enero de 2010

Apenas ayer el gurú de Apple Steve Jobs presentó su joya que piensa redefinir el campo de la cultura y el entretenimiento, el iPad, que sería la mediación perfecta entre el iPhone y su computadora portátil, la MacBook, pero ya empezaron las críticas y a desnudar sus defectos. De hecho durante la presentación del iPad en la ciudad de San Francisco, la Free Software Foundation aprovechó la oportunidad para organizar una pequeña manifestación en la sala en donde se desarrollaba la misma. Los activistas de dicha ONG aprovecharon el lanzamiento oficial del iPad para protestar contra la política de Apple en materia de DRM (Digital Rights Management / Gestión Digital de Derechos).
En realidad fue una pírrica manifestación que encabezaron aproximadamente unas seis o siete personas, que fueron prácticamente acallados por los fanáticos seguidores de la firma californiana que celebran acríticamente todo producto que lanza dicha empresa. A pesar de eso quedó de manifiesto la postura de los manifestantes hacia la empresa de las manzanas. Y es que a pesar de las virtudes técnicas que pueda tener la iPad, como Wi-Fi y 3G, en el caso de algunos modelos, los manifestantes señalaron sus aspectos negativos:
Ausencia de software libre; impedimento para instalar aplicaciones diferentes a las ofertadas en la AppStore; la imposibilidad de compartir contenido (música,o ilbros); la posibilidad de Apple de controlar el aparato a distancia y, prácticamente, de saber los usos que hacen los usuarios de dicha interfaz.
Según Steve Jobs detesta los DRM, pero lo único que ha hecho para frenar su propagación es no usarlos en el servicio de iTunes Store. Si fuera coherente no continuaría con esa práctica en los demás productos que fabrica y comercializa Apple. Lo que es claro, como refiere atinadamente la Free Software Foundation, la AppStore está saturada de servicios cerrados que impiden el uso de programas libres procedentes de fuentes distintas a Apple. Por supuesto que poco tiempo después que se comercialice es probable que tales candados sen vulnerados, pero la cuestión no es evidenciar que tales taxativas no son perennes.
Lo que se advierte cada vez más, es que por un lado se hacen acuerdos internacionales que cercenan los derechos de los consumidores, como es el caso del ahora famoso Acuerdo Comercial contra la Falsificación, que se complementa de manera estrecha con las tecnologías de protección, como los DRM y demás candados de diversos productos, que terminan por lesionar no sólo aspectos básicos que deben prevalecer en el consumo de una tecnología, sino que violentan derechos elementales de los seres humanos como es el de no ser afectados en su intimidad.
Un ejemplo de estas cuestiones aberrantes la tuvimos el año pasado cuando la tienda Amazon, borró a distancia libros digitalizados legalmente adquiridos por un joven para ser leídos en el Kindle, generando una polémica en Estados Unidos sobre el riesgo que representa el uso de tecnologías DRM y el poder que las medidas técnicas de protección dan a las empresas al comercializar diversos gadgets electrónicos. En el futuro, con el perfeccionamiento de estas tecnologías, las empresas entrarán prácticamente a los domicilios de los usuarios de sus productos y sabrán las condiciones en que viven, lo que consumen en materia de entretenimiento e incluso sus inclinaciones políticas, sus preferencias sexuales y hasta las enfermedades que padece.

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