El falso apocalipsis

lunes, 11 de enero de 2010

El tiempo pasa tan rápido que ni cuenta nos damos de su velocidad. Hace ya 10 años que estuvimos esperando el fin de muchas actividades, de la llegada de un desastre que sumiría al planeta en una oscuridad brutal.

Nos referimos al problema del fin de milenio que era un error de concepción y de programación que fue conocido en aquel entonces como Y2K, que se esperaba sumiera al mundo en el caos y la destrucción, desquiciara aviones, paralizara el funcionamiento de redes eléctricas, frenara el suministro de agua o que los sistemas de seguridad y/o vigilancia de las policías se vieran entorpecidos, etcétera.

Gran cantidad de programadores a escala planetaria habían programado a los equipos de cómputo para registrar las fechas con las dos últimas cifras del calendario gregoriano (90 en lugar de 1990, por ejemplo), por lo que muchos de ellos pensaban que el sistema retornaría al concluir el siglo a 00, es decir a 1900 en lugar del año 2000. Se creía que los sistemas de cómputo dejarían simplemente de funcionar o, en su defecto, producirían resultados erróneos que trastocarían muchas de las actividades automatizadas que eran dependientes de esos ya obsoletos equipos de cómputo.

En 1995, Gartner Group dio a conocer una estimación de los costos de tal error de programación a escala mundial: entre 300 y 600 mil millones de dólares. La estimación contemplaba que de 300 a 600 mil millones de líneas de código deberían de ser reparadas en el mundo para solucionar el problema de programación del tiempo y cada línea reparada o suplantada tendría un costo aproximado de un dólar. Al final no supimos si esa cantidad fue erogada, pero sí supimos lo que pasó esa noche.

Recuerdo que el 31 de diciembre de 1999 en vez de dedicarme a darle la bienvenida al nuevo siglo, estuve siguiendo por internet lo que pensaba sería una cadena de desastres a escala planetaria. Pero no aconteció nada. Así, fui viendo de manera paulatina, conforme el año entraba en diferentes partes del orbe, que el paso hacia el nuevo siglo se hacía sin dificultad alguna y se evidenciaba que el apocalipsis no empezaría de la mano de la computación.

publicado en Milenio diario

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