Verdades a medias

jueves, 20 de agosto de 2009

Con frecuencia hemos referido que lo que realmente vale en una red social como Twitter es el eco o efecto que tiene un usuario en otros, en el número de seguidores que cuenta. Pero me parece que eso debe tomarse con las consideraciones pertinentes. Si se parte de manera rígida con tales criterios derivamos en un contrasentido. El verdadero capital de una red social estaría en la interacción constante que se pueda dar entre quienes la conforman, entre los sectores y grupos que coexisten en una determinada red.

En sus orígenes Twitter era para estar en contacto con los amigos y para indicarles lo que uno estaba efectuando, pero el uso de los usuarios ha ido modificando esa idea con la cual se lanzó al aire. Sin embargo, a pesar de las mutaciones sufridas creo que el sitio si por algo tiene valor es porque permite socializar diversas informaciones entre los usuarios, y lo ideal sería que abriera camino a redes horizontales de comunicación e interacción.

Pensar únicamente que el valor de un usuario está en la cantidad de seguidores que tiene, es absurdo y lleva a erigir la estulticia en valor supremo de la comunicación humana, o lo que es lo mismo a ponderar la incomunicación como la neta de netas.

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