Sicarios y YouTube

sábado, 10 de enero de 2009

Se ha vuelto prácticamente normal que de internet se hable tanto en sentido positivo como negativo. La reciente ola de violencia que se ha gestado en el país, los ataques terroristas que se dieron el pasado 15 de septiembre en Morelia ha sido motivo para cuestionar uno de los sitios que goza de gran preferencia entre los jóvenes, YouTube. Dicho sitio ha sido utilizado para subir videos o programas de televisión y los mismos grupos delictivos han hecho uso de ese espacio para aterrorizar a la población de diversas partes del planeta.
Por eso no extraña que apenas se habían encontrado en Mérida, Yucatán, los 11 ejecutados y decapitados ya estaban subiéndose sus imágenes a YouTube. Incluso es probable que mientras el gobierno federal ponía en marcha la Operación Mérida, los sicarios ya habían colocado en dicho sitio las escenas en donde se podían observar siete cabezas alineadas en el suelo pegadas a una pared, mientras que de igual número de cuerpos escurría sangre. Poco tiempo después serían removidos del sitio a petición de la policía nacional.
En el caso del acto terrorista efectuado en Michoacán el 15 de septiembre pasado, fue filmado por los mismos asistentes que fueron testigos de los efectos y secuelas del estallido, los cuales reflejaron en imágenes retomadas posteriormente por diversos medios de comunicación. A pesar de que en este caso no se mostraban cuerpos en situación tan grotesca como la de los decapitados en Yucatán sí existen algunos con imágenes estremecedoras. La difusión de los mismos llevó a varias personas a cuestionarse su difusión a través de dicho sitio.
El problema es que la red, nos guste o no, es la mayor caja de resonancia que ha encontrado la delincuencia. No sólo le sirve para difundir sus fechorías sino incluso para acordarlas. Pero esto no es nuevo, cada tecnología es usada por los delincuentes para reflejar las aberraciones humanas. A lo largo y ancho del ciberespacio encontramos escenas sangrientas, tomadas por los perpetradores de atentados y en donde aparecen cuerpos mutilados, cráneos estallados, intestinos que ruedan del cuerpo de las personas, o masa encefálica saliendo de las cabezas de los fallecidos. Todo el repertorio que uno se quiera imaginar y que los amantes de la cinematografía gore envidiarían tiene un espacio en el ciberespacio. Lo peor es que si tales sitios existen y cuentan con fieles seguidores, es porque eso refleja que quienes acuden a los mismos celebran sin rubor alguno las matanzas e incluso hacen bromas sobre las imágenes y las maneras en que son asesinadas las personas.
Pero internet no fomenta que las personas se vuelvan asesinas. Esas atrocidades expuestas en la red no son las primeras ni serán las últimas. Los delitos o la abundancia de sicarios en México no los originó internet, sino la carencia de un estado incapaz de monopolizar la violencia. Si los delincuentes usan YouTube es porque les sirve para propagar sus actividades y aterrorizar a la población. Sin embargo, esos aberrantes actos que pululan en la red, al final, no sólo denotan que es nuestra sociedad la que rinde un tributo constante a la violencia, sino que transparenta también la calidad de los políticos de nuestro país, de su corrupción y de su ineficaz policía.
Publicado en Milenio

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