Sanción a Google

martes, 2 de diciembre de 2008

Entre la etapa de exploración e innovación de una empresa y la consolidación y ampliación de su marca, hay cambios notorios en su recepción social. En la primera, una firma puede concentrar el interés e incluso la simpatía de muchas personas, pero, posteriormente, cuando se internacionaliza y cobra auge, aparece su afán de crecimiento, y puede terminar porque los mismos gobiernos le pongan frenos y no es extraño que empiecen a acumular problemas legales.
Esto es lo que acontece con Google, una empresa que no frena ni la crisis que vive Estados Unidos incluso hace poco se dieron a conocer las negociaciones entre Google y Hollywood, a través de los cuales éstos pondrán a disposición de YouTube algunos de sus filmes para que puedan ser vistos por los millones de usuarios de dicho sitio. Este convenio refleja que la mentada convergencia en el entretenimiento se vuelve una realidad, pero también que Google es una marca que sigue su crecimiento imparable.
Pero ese anuncio se dio en medio de situaciones nada agradables, ya que apenas días antes el Tribunal de Comercio de París sancionó a Google con 100 mil euros por competencia desleal. Este “castigo” se dijo que se debía al nada pulcro manejo de los vínculos comerciales que indexa o clasifica su sitio de anuncios de empresas, Adwords. La empresa Cobrason demandó a google.fr porque el vínculo que la anunciaba si bien remitía a un sitio, no era precisamente al suyo, sino al de su competencia: homecinesolutions.fr.
En este caso existen algunos aspectos que vale la pena reflexionar, para empezar Google y varios de sus servicios se han vuelto imprescindibles, porque son medios socorridos para que una empresa se posicione, pero también, es cierto, no queda muy clara la manera en que se clasifica el orden de aparición de los lugares cuando alguien coloca en el buscador una palabra o nombre de empresa y puede ser grave que se engañe a los usuarios que en vez de ingresar a un sitio anunciado sean llevados a otro, que pueda generar una competencia desleal, e incluso dar cabida a publicidad falsa con la finalidad de conducir a las personas a sitios diferentes a los que se anuncian.
Pero esa situación que estableció el jurado galo también se presta a confusiones o peligros. Es difícil contar con términos o palabras que sean neutras, porque siempre es probable que seleccionar un término pueda conducir a determinadas empresas y eso puede ser ubicado como una manera deliberada de facilitar o promover un sitio, o lo peor: en qué momento puede ser considerado que un enlace publicitario puede derivar en censuras, o lo más duro para Google: si este tipo de sanción se generaliza en otros países, se verá fuertemente socavado su modelo de negocios.

Publicado en Milenio

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