Limitacionesl del IFE

martes, 2 de diciembre de 2008

Difícil y hasta imposible parece que será aplicar en toda su magnitud la nueva legislación electoral. Al IFE le tocará vigilar la totalidad de medios electrónicos en el país, para que los partidos políticos y los particulares no contraten los medios electrónicos para hacer propaganda alguna en cuestiones políticas y electorales, ya que desde la pasada reforma electoral quedó prohibida la compra de espacios publicitarios. Sin embargo, dicha normatividad es difícil que prospere en un terreno como internet, en donde las proscripciones no sólo son difíciles de implementarse, sino que por su característica requieren de inversiones altas para lograrlo parcialmente, de las cuales por cierto carece el IFE al aplicársele un recorte presupuestal.
Además, en el hipotético caso que contara con toda la tecnología, sus intenciones y eficacia sólo podrían afectar a información que esté en servidores nacionales. A diferencia de lo que algunos consejeros electorales han referido, controlar la red es difícil, e incluso intentarlo puede ser laborioso, desgastante e ineficaz. En un medio en donde la velocidad y la transitoriedad están a la orden del día, en donde desplazarse y cambiar de sitios de hospedaje es normal, en donde crear blogs y generar podcasts, por ejemplo, está a la mano de cualquier usuario y en donde los sitios gratuitos permiten montar diversos contenidos multimedia, es difícil poder pensar en un control de los materiales electorales y/o políticos.
Por eso, ante las taxativas que se han impuesto a la propaganda la red se volverá en un espacio protector, en donde la nueva normatividad en materia electoral estará condenada a no alcanzarla, lo peor es que sitios estilo Sendero del Peje (senderodelpeje.com/sdp/), que son espacios de denigración y en donde la calumnia está a la orden del día, pueden multiplicarse. Además, en caso de que algunos ganen notoriedad, se podría pensar en que puedan ser frenados, pero si éstos están fuera del país entonces será mucho más complicado porque la legislación mexicana entra en contradicción con las de dichas naciones y porque su alcance no puede ir más allá del territorio nacional.
Lo absurdo ha sido tener una legislación que da la espalda a las nuevas tecnologías, a las nuevas formas en que se narra y gesta el espacio público en los tiempos que corren. Nuestros legisladores deberían mirar al pasado inmediato, aprender del reciente proceso electoral estadunidense en donde la red evidenció que es un sólido medio de propaganda, que entiendan que la política y las propagandas se hacen, también, en el ciberespacio.

Publicado en Milenio.

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