Los Simpson y Apple

martes, 2 de diciembre de 2008

No cabe duda que los Simpson son una de las series más exitosas, su popularidad ha ido más allá de Estados Unidos debido a ese carácter ácido y lúdico para criticar la cultura estadunidense. Los Simpson no dejan de deparar sorpresas y así como lo hicieron en el pasado al dar cuenta de Bill Gates, ahora le han dedicado un programa a Apple. En el mismo se hace una parodia de la empresa fabricante de los iPhone y los iPods, rebautizados en la serie como Myphone y Mypod, que en realidad le hacen un reconocimiento a los productos de la empresa de Steve Jobs.

A pesar de no ser la primera ocasión en que se hace alusión a la empresa de las manzanas, sí es la primera ocasión en que se le dedica casi por completo a la misma y en donde a pesar de los chistes y críticas a Steve Jobs se hace en realidad un apoyo y reconocimiento a los productos de dicha empresa.

En todo caso el programa deja en claro que Apple ha dejado de ser la otrora firma contracultural, que lejos han quedado muchos de aquellos ideales que le dieron vida y que ahora su iPod lo mismo puede ser usado por los pilotos militares estadunidenses mientras bombardean a las casas y habitantes de Irak o también lo usa Gerge Bush para hacer más agradable sus habituales recorridos en bicicleta.

En todo caso lo que me queda claro es que prefiero la franqueza ácida de South Park.




La red social YouTube



No es frecuente escuchar que YouTube es una red social, pero como dice Patricia Lange dicho sitio es más que un espacio difusor de materiales audiovisuales. En su trabajo la autora pone el acento en un doble aspecto, porque por un lado va en contra de lo que comúnmente se afirma, demuestra que YouTube es una red social además de que profundiza en el terreno social.
De acuerdo con Lange YouTube, va más allá de ser un medio de comunicación tradicional porque su objetivo no está sólo en enfatizar en la captación de la mayor audiencia posible, sino que pone en marcha el concepto de “medios de comunicación en circuito” con el que designa las mecánicas en que se puede presentar u organizar el intercambio de videos. De acuerdo con eso, YouTube estaría conformado por diferentes capas, cada una representando diferentes rangos de audiencias de los materiales.
De esta manera quienes colocan sus materiales en dicho sitio no sólo producen sus materiales audiovisuales, sino también sus audiencias que pueden ser abiertas o cerradas.
A través de una serie de entrevistas y seguimiento del comportamiento del consumo de los materiales audiovisuales, Lange se percató que dicho sitio oculta ámbitos y posiciones intermedias entre lo privado y lo público. Según Lange en YouTube se da una fractalización de ambas dimensiones y hay diferentes escalas de difusión. Existen un conjunto de prácticas privadas, de manera que las mismas permiten intercambiar videos entre personas que previamente se conocen o que saben de buena fuente de determinados materiales que se intercambian.
Los posts “públicamente privados” hacen referencia a videos personales, revelando la identidad del productor, pero para los cuales quien los remite se arregla para limitarlo a la publicidad a un círculo cerrado. Sólo las personas que encuentran el video pueden leerlo. De modo que las etiquetas que agregan los usuarios a los materiales (tagging) incorporan un código extraño conocido por un pequeño grupo que lo conoce.
Tal como se encuentra el sistema de herramientas de YouTube se pueden preservar zonas borrosas y usar el sistema de tagging para no inscribir el video en una extensa biblioteca pública de términos de referencias, sino etiquetarlo con un código que sea privado.

Esto que para algunos puede ser un extraordinario ejemplo de cómo se gestan en los confines del ciberespacio los lazos comunitarios o se articulan las cofradías, también tiene su lado oscuro cuando puede servir para compartir materiales dudosos o aptos para violentar normatividades y que pueden desembocar en delitos.


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Sanción a Google

Entre la etapa de exploración e innovación de una empresa y la consolidación y ampliación de su marca, hay cambios notorios en su recepción social. En la primera, una firma puede concentrar el interés e incluso la simpatía de muchas personas, pero, posteriormente, cuando se internacionaliza y cobra auge, aparece su afán de crecimiento, y puede terminar porque los mismos gobiernos le pongan frenos y no es extraño que empiecen a acumular problemas legales.
Esto es lo que acontece con Google, una empresa que no frena ni la crisis que vive Estados Unidos incluso hace poco se dieron a conocer las negociaciones entre Google y Hollywood, a través de los cuales éstos pondrán a disposición de YouTube algunos de sus filmes para que puedan ser vistos por los millones de usuarios de dicho sitio. Este convenio refleja que la mentada convergencia en el entretenimiento se vuelve una realidad, pero también que Google es una marca que sigue su crecimiento imparable.
Pero ese anuncio se dio en medio de situaciones nada agradables, ya que apenas días antes el Tribunal de Comercio de París sancionó a Google con 100 mil euros por competencia desleal. Este “castigo” se dijo que se debía al nada pulcro manejo de los vínculos comerciales que indexa o clasifica su sitio de anuncios de empresas, Adwords. La empresa Cobrason demandó a google.fr porque el vínculo que la anunciaba si bien remitía a un sitio, no era precisamente al suyo, sino al de su competencia: homecinesolutions.fr.
En este caso existen algunos aspectos que vale la pena reflexionar, para empezar Google y varios de sus servicios se han vuelto imprescindibles, porque son medios socorridos para que una empresa se posicione, pero también, es cierto, no queda muy clara la manera en que se clasifica el orden de aparición de los lugares cuando alguien coloca en el buscador una palabra o nombre de empresa y puede ser grave que se engañe a los usuarios que en vez de ingresar a un sitio anunciado sean llevados a otro, que pueda generar una competencia desleal, e incluso dar cabida a publicidad falsa con la finalidad de conducir a las personas a sitios diferentes a los que se anuncian.
Pero esa situación que estableció el jurado galo también se presta a confusiones o peligros. Es difícil contar con términos o palabras que sean neutras, porque siempre es probable que seleccionar un término pueda conducir a determinadas empresas y eso puede ser ubicado como una manera deliberada de facilitar o promover un sitio, o lo peor: en qué momento puede ser considerado que un enlace publicitario puede derivar en censuras, o lo más duro para Google: si este tipo de sanción se generaliza en otros países, se verá fuertemente socavado su modelo de negocios.

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Yes we can

El “Sí podemos” se multiplicó el martes pasado por las redes sociales, sitios y chats para demostrar el frenesí que está detrás de la obamamanía. Ya desde antes se había difundido esa frase por la red, pero ese día en espacios como Twiter o MySpace, los usuarios de procedencia latina, jóvenes en su mayoría, trataban de convencer a los indecisos de votar por Obama, lo que determinó que varios sufragaran de última hora por él.
En pasados procesos electorales estadunidenses, internet había sido usada, pero nunca en los niveles de las pasadas elecciones, hoy las redes sociales marginaron el uso del correo electrónico, que en esta ocasión fue el menos socorrido. La utilización de la red en el proceso electoral fue resultado de la existencia de condiciones tecnológicas maduras, de redes sociales que aglutinan una serie de tecnologías, la existencia de Obama que despertó un interés inusitado entre la ciudadanía y que él mismo fuera una persona que decidiera acudir a la red como un poderoso instrumento de propaganda política.
La red parece haber madurado y Obama desde el inicio de su precampaña lo entendió, al grado que durante las elecciones, después de la televisión, internet fue la que concentró los mayores gastos de su inversión en propaganda. Incluso hoy se sabe que más del 90 por ciento de los empleados de las tres grandes del top ten de las nuevas tecnologías: Microsoft, Apple y Google, aportaron dinero a la campaña de Obama. Los datos, hasta fines de octubre, indican que los mayores aportantes a dicha campaña fueron corporaciones y empleados de las mismas (Open Secrets: www.opensecrets.org). Aunque eso sí, como nunca antes en la historia electoral estadunidense las aportaciones provinieron tanto de la clase media como de la baja.
Además de la participación de los jóvenes, lo destacado fue la rebelión de las clases medias que residen en los suburbios ricos de las grandes ciudades del sur y el noreste de Estados Unidos, quienes huyeron del Partido Republicano demostrando su descontento por ocho años de bushismo, caracterizados por salarios estancados, desigualdades crecientes entre clase media y grandes millonarios, y las consecuencias inmediatas de la quiebra de Wall Street. Para ellos un voto para Obama fue un acto de protesta, amén de que las ocho casas y 13 vehículos del matrimonio McCain y los 150 mil dólares de gastos en vestuario de Sara Palin… no abonaron a la imagen del Partido Republicano. Pero el “Sí podemos” de Obama no quiere decir que eso se traduzca en un cambio radical de la economía de Estados Unidos y en un entorno más justo e igualitario.

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Limitacionesl del IFE

Difícil y hasta imposible parece que será aplicar en toda su magnitud la nueva legislación electoral. Al IFE le tocará vigilar la totalidad de medios electrónicos en el país, para que los partidos políticos y los particulares no contraten los medios electrónicos para hacer propaganda alguna en cuestiones políticas y electorales, ya que desde la pasada reforma electoral quedó prohibida la compra de espacios publicitarios. Sin embargo, dicha normatividad es difícil que prospere en un terreno como internet, en donde las proscripciones no sólo son difíciles de implementarse, sino que por su característica requieren de inversiones altas para lograrlo parcialmente, de las cuales por cierto carece el IFE al aplicársele un recorte presupuestal.
Además, en el hipotético caso que contara con toda la tecnología, sus intenciones y eficacia sólo podrían afectar a información que esté en servidores nacionales. A diferencia de lo que algunos consejeros electorales han referido, controlar la red es difícil, e incluso intentarlo puede ser laborioso, desgastante e ineficaz. En un medio en donde la velocidad y la transitoriedad están a la orden del día, en donde desplazarse y cambiar de sitios de hospedaje es normal, en donde crear blogs y generar podcasts, por ejemplo, está a la mano de cualquier usuario y en donde los sitios gratuitos permiten montar diversos contenidos multimedia, es difícil poder pensar en un control de los materiales electorales y/o políticos.
Por eso, ante las taxativas que se han impuesto a la propaganda la red se volverá en un espacio protector, en donde la nueva normatividad en materia electoral estará condenada a no alcanzarla, lo peor es que sitios estilo Sendero del Peje (senderodelpeje.com/sdp/), que son espacios de denigración y en donde la calumnia está a la orden del día, pueden multiplicarse. Además, en caso de que algunos ganen notoriedad, se podría pensar en que puedan ser frenados, pero si éstos están fuera del país entonces será mucho más complicado porque la legislación mexicana entra en contradicción con las de dichas naciones y porque su alcance no puede ir más allá del territorio nacional.
Lo absurdo ha sido tener una legislación que da la espalda a las nuevas tecnologías, a las nuevas formas en que se narra y gesta el espacio público en los tiempos que corren. Nuestros legisladores deberían mirar al pasado inmediato, aprender del reciente proceso electoral estadunidense en donde la red evidenció que es un sólido medio de propaganda, que entiendan que la política y las propagandas se hacen, también, en el ciberespacio.

Publicado en Milenio.

El retorno de las naciones

Desde tiempo atrás se tenía la idea de que la red sería parte del proceso imparable de erosión de los alcances y poderes del Estado, que la misma abría un océano infinito carente de regulación alguna. Sin embargo, paulatinamente los gobiernos han ido tomando mayores decisiones para controlar esa inacabable extensión digital. Es así como hace su aparición una especie de geopolítica de internet que pasa por las estrategias que ponen en marcha los estados nación para intentar controlar los contenidos que circulan por el ciberespacio.
Uno de los objetivos están centrado en los servidores y las redes existentes físicamente y en particular en el Sistema de Nombres de Dominio (DNS por sus siglas en inglés), que es administrado por diversas empresas que en teoría son reguladas por el considerado gobierno de internet (ICANN, Internet Corporation for Assigned Names and Numbers), un organismo no gubernamental creado en 1998 por el gobierno de Clinton y en donde participan representantes de diversos países.
El problema es que todas las direcciones del mundo, todos los domicilios electrónicos, están en un depósito central que es como una especie de sección amarilla o guía telefónica mundial, que se mantienen distribuidos en 13 servidores raíz DNS que están ubicados en las siguientes regiones: 10 en Estados Unidos, dos en Europa y uno en Asia. Esos servidores se identifican por las letras del abecedario (de la A a la M), contienen información sobre los dominios .com, .edu, .org e incluso de los nacionales como .mx. Cada vez que un usuario teclea milenio.com la computadora busca la dirección en dichos servidores raíz y permite ingresar al sitio.
Para evitar que el proceso de búsqueda sea tardado, se han instalado copias de los mismos en diferentes partes del mundo, de hecho en México existe desde marzo de 2003 una copia del servidor raíz F. Sin embargo, el ICANN quien es en teoría el encargado de regular esto y de distribuir los nombres de dominio y direcciones numéricas que se usan para acceder a la red, no controla la infraestructura de internet porque está concentrado en una computadora del Departamento de Comercio de Estados Unidos, que es el que replica las direcciones del "catálogo telefónico" de internet para los otros 12 servidores. Y este control de los mismos como la asignación de lo dominios es, en realidad, la verdadera disputa que se da alrededor de la red y que en los meses venideros seguramente tendrá un vuelco cuando Estados Unidos pierda el control que hasta ahora tenido en la administración de la red.


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Patentes y censura

Recientemente, la Oficina de patentes de Estados Unidos acaba de otorgarle a Microsoft (MS) una patente (la 7,437,290) que protege una técnica de censura automática de los flujos de audio sobre internet. Es una tecnología creada para usarse en redes empresariales. Con esta tecnología se puede detectar cualquier palabra o timbre de audio y difuminarlo, desaparecerlo de inmediato y sustituirlo por un “bip”, que puede anular palabras o cadenas de términos específicos.
Dicha tecnología, tal como se dice en el resumen de la patente, permite que se pueda hacer que un archivo de audio sea procesado por un filtro automático en tiempo real, admiten que el fragmento o partes censuradas se alteren de manera que las palabras o frases no deseadas sean incomprensibles o inaudibles. El filtro de censura automático detecta los fonemas y/o las palabras que se comparan con los términos a censurar. Si un fonema o palabra en la secuencia de datos de audio corresponde con un fonema o palabras que se quieren eliminar se altera la salida de los datos de audio de modo que sean incomprensibles o inaudibles.
De esta manera esta tecnología permitiría erradicar, por ejemplo, de las conversaciones en línea, palabras obscenas o que se consideren cuestionables o censurables. Pero si dicha tecnología es eficaz terminará por tener un espectro amplio de adeptos. Podría ser un instrumento muy útil para algunos gobiernos que desde tiempo atrás vienen manteniendo una fuerte censura en la red, ya que les permitiría manipular las conversaciones instantáneas. Pero también alcanzará otros ámbitos porque podrá transformar completamente los intercambios verbales entre dos personas, de manera indistinguible, ya que si se posee el timbre de voz de los interlocutores será fácil hacer las sustituciones. Por lo mismo, esa tecnología de alteración y sustitución vocal tiene un gran futuro para la lucha antiterrorista, para los estafadores en línea, para la manipulación de la opinión pública, para llevar o alterar la paz en los hogares, etcétera.
Pero en estos tiempos en que los políticos circulan sus discursos por la red, esta tecnología puede tener un uso destacado y ser de utilidad a los equipos de campaña en los debates ya que pueden distorsionar los discursos y reemplazar el nombre de una determinada persona por el de otro o incluso cambiar frases en un momento determinado. Aunque al lado oscuro y nefasto de dicha tecnología también está el lúdico, porque permitiría jugar con contenidos en las campañas electorales y hacer ediciones de los mensaje de los candidatos que podrán poblar lugares como YouTube.

Pu
blicado en Milenio.

 
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