Arrebatos digitales

sábado, 14 de junio de 2008

Explorar el ciberespacio es, como dice Sherry Turkle, no sólo tener la posibilidad de acceder a una infinita cantidad de datos, de propalar contenidos de diversos calibre y color, sino también que las personas estén ante la contingencia, en la posibilidad de hacer fluir su estado emocional. Esto último es uno de los grandes cambios antropológicos generados por la red desde hace ya más de 10 años.
El recelo y pánico que al inicio causaron los intercambios epistolares entre algunos analistas de los medios de comunicación y algunas personas que apenas se acercaban a usar este medio fueron menguando cuando tomaron en cuenta la cualidad interactiva de esta tecnología. Muchas de esas posiciones negativas incluso vaticinaron que el uso de la red y la computadora arrollaría o acabaría con las relaciones humanas, pero todo eso era producto de la resaca televisual y de un discurso que veía a los medios como enemigos de las relaciones humanas, pero hoy día las cosas han cambiado y varios de los otrora enemigos de la red se han percatado que es mejor entender de manera más lúcida el ritmo de los tiempos que corren y las tecnologías que les acompañan, que tener una actitud hostil hacia la misma.

Un error frecuente entre quienes no gustan de los contactos digitales es pensar que quien sí los hace es un ser angustiado, un pobre desvalido extraviado en el tiempo digital y que por lo mismo no puede dar respuesta a todo lo que le llega a su buzón electrónico o que no puede satisfacer la necesidad de interacción de sus contactos en un servicio de mensajería instantánea. Por supuesto, tampoco faltan quienes piensan que quienes comparten su intimidad por la red son seres incompletos y que no saben lo que es el amor o carecen de una educación sentimental.
Sin ser una novedad, lo cierto es que la red es un entorno en donde gracias al torrente de letras y comunicados confluyen diversos estados emocionales y en donde se puede apreciar que para muchos usuarios el manejo mismo de las palabras puede ser como hacer el amor.
En esos contactos se erosionan las costumbres y los entornos culturales se difuminan porque los hábitos son dejados de lado cuando las leyes de la atracción digital se intensifican y terminan por derrumbar los convencionalismos.


Publicado en Milenio diario.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

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Buen blog. Se lo he recomendado a algunos amigos.

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Tania :)

 
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