Blogs y libertad de expresión

domingo, 6 de abril de 2008


Justin Hall, precursor y en buena medida propagador de lo que hoy conocemos como blog, dio vida desde la década pasada a un rústico antecedente de los blogs que mató dos pájaros de un tiro: por un lado se convirtió en un contagio colectivo y de entretenimiento activo para millones de personas y por otro abrió camino a un género periodístico. Así que cuando a Jorn Barrer (1997) y Peter Merholz (1999) se les ocurrió acuñar los términos “weblog” y definir la contracción blog, respectivamente, se terminó por aderezar una modalidad de comunicación que hoy es multimedia y genera comunidades apasionadas por un “nuevo” periodismo.
La revolución comunicativa generada por los blogs es desigual entre lenguas, regiones y calidad de contenidos, pero lo que sobresale es su papel de medio de comunicación y la manera en que usuarios de culturas tan dispares se contagian por su uso. Es por ello que existen blogs que concentran un tráfico continuo, otros en cambio no pasan de ser visitados por sus mismos hacedores que encuentran en los mismos un espacio de libertad. Por eso se habla de que dichos medios redefinen la libertad de expresión y son vitales para la democracia.
No se puede negar que gracias a los blogs la libertad de expresión goza de buena salud en la red, y en particular éstos han tenido un papel destacado al permitir difundir información que en tiempos pasados no era factible, sin olvidar que esa ausencia de taxativas abre camino a las difamaciones. Sin embargo, hay una idea que galopa en el ciberespacio como credo: la libertad de expresión debe confluir en movilizaciones sociales.
Incluso en países en donde la libertad de expresión no está garantizada, como Laos o China, por ejemplo, las críticas abiertas a los gobernantes son difíciles de darse, pero gracias al anonimato de la red un sinnúmero de personas tienen la oportunidad de circular sus puntos de vista sin miedo e incluso de difundir la situación prevaleciente en su país, pero no por ello esa “libertad” expresiva desemboca en actos sociales.
Y en tales casos queda demostrado que el objetivo de la libertad de expresión es denunciar situaciones que violentan o erosionan los derechos humanos de determinadas personas, de provocar la reacción de los ciudadanos, de generar una toma de posesión que en algunos casos puede terminar en movilizaciones sociales.
Pero ya el solo hecho que la red permita en teoría que cualquier ser humano pueda recibir y difundir información es un gran avance, el hecho de sortear obstáculos de censura es destacable, como lo atestigua la cubana Yoani Sánchez quien desde su visitado y popular blog (Generación Y: desdecuba.com/generaciony/) ha dado a conocer una situación personal a la cual no es ajena el grueso de cubanos y/o para denunciar ciertas situaciones políticas que se viven al interior de Cuba. A pesar de que el sitio está bloqueado para los cubanos radicados en la isla, se demuestra que con ciertos conocimientos técnicos mínimos se puede luchar por alcanzar la libertad de expresión.


Publicado en Milenio.

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