Aunque se difundió desde el siglo XVIII y XIX en realidad su cultivo no pasó de ser algo muy restringido. Hoy vuelve a estar de actualidad, tiene varios adeptos, huele a contracultura y va al tono con la inclinación en ciertos sectores por las modas.
Durante los años sesenta del siglo pasado su práctica fue alimentada por tribus de seguidores, pero al masificarse internet hace un poco más de 12 años prontamente encontró nuevos seguidores, los cuales abandonaron los clósets para acogerse al ciberespacio como una expresión adecuada para dotarse de identidad.
Nos referimos al poliamor, que de Estados Unidos pasó a otras naciones y así llegó a México, promocionándose como una de las vías más adecuadas para sacudirse las sujeciones amorosas y frenar el incremento de los divorcios. Hoy no cabe duda que la tendencia poliamorosa está de moda dentro de un pequeño grupo de personas, es imposible soslayar sus contradicciones y paradojas.
El poliamor se define como la posibilidad de que las personas puedan tener relaciones amorosas con varias personas a la vez, que todas ellas conozcan de las otras relaciones que cada persona tiene y se privilegien los vínculos basados en la equidad. No todos pueden converger en las relaciones entre sí, pero cada uno participa en estos procesos basados en la honestidad.
Los poliamorosos intentan alcanzar su identidad gracias a lo que su fuero interno les dicta, pero apenas rasguñan la posibilidad de efectuarlo. La actitud poliamorosa en nuestro país está presente desde hace algunos años, es practicada por grupos heterosexuales que reivindican el placer pero siempre y cuando perpetúe el matrimonio.
En nuestro país el poliamor se pudo concretar gracias a internet, a través de un sitio dedicado a este tema (mx.groups.yahoo.com/group/poliamor_en_mexico/) fue como se conocieron sus seguidores. El grupo concentra un puñado de interesados en llevar a la práctica la idea poliamorosa, con el fin de alimentar relaciones estables, de nutrir procesos amorosos duraderos, es decir, una relación primaria y fundamental desde la cual se pueden desprender otras secundarias.
La paradoja es que esa actitud rebelde del poliamor, de rechazar la imposición de un esquema de relaciones sentimentales y sexuales, en realidad termina por emprender un periplo sofisticado para seguir promocionando la misma monogamia.
Publicado en el diario Milenio.