Culto comunitario

lunes, 18 de septiembre de 2006


Cualquier espacio en internet que se precie de ser extravagante puede de inmediato reunir a buen número de usuarios y tornarse en un sólido pretexto para que se multipliquen las identificaciones y se aglomeren las personas alrededor del sitio para destacar sus inclinaciones personales. Los comportamientos y las imitaciones digitales son curiosas y lo evidente es que algunos sitios crecen y se reproducen de mano del desmadre y el placer.
Hubo un tiempo en que Craigslist no era más que un sitio anodino sin interés, y más que una consciente planeación su nombre fue el resultado de lo fortuito. Surgido en 1999 este sitio o lista, como es más correcto definirlo, fue haciéndose popular a través del boca a boca, el tecla a tecla y los correos, para paulatinamente ir creciendo al grado de volverse tan grande que requirió contar con su propio servidor. Ya para ese entonces era un suceso en la red y hoy asombra que traiga prácticamente de cabeza a sus miles de usuarios-seguidores a lo largo del planeta.
El sitio carece de belleza como todos los de su especie, pero a pesar de eso, que nació siendo un lugar destinado exclusivamente para ser algo parecido a un segunda mano, en donde se ofertaban mascotas, departamentos y chácharas al por mayor, resulta que muy pronto cayeron en su interior una inundación de personas ofrecindo productos disímbolos, haciendo peticiones y brindado absurdos e insólitos servicios, al grado que hoy día se reúne alrededor de dicho sitio la más variopinta fauna.
Pero lo interesante ya no está tanto en lo que se intercambia y en los absurdos objetos y servicios que se ponen al mejor postor, sino que el sitio ha dado paso a una serie de reuniones, reventones para ser más explícitos, en donde el intercambio y venta de enseres y servicios es el pretexto para que los participantes de Craiglist tengan la oportunidad de conocerse.
Hoy más parecida a un club de personas que buscan el encuentro furtivo y el ligue mediado a través de Craiglist, el espacio se ha vuelto gracias a ello un sitio muy popular y de gran veneración al grado que es el séptimo en popularidad en toda la red. Al mismo tiempo ha dado paso a situaciones paradójicas como el hacer que las empresas sientan más in o nice contratar a quienes buscan empleo a través dicho sitio.
A pesar de su nada estética cara, el sitio ofrece un sentido de comunidad, de confianza e incluso de camaradería entre las personas y lo curioso es que la ausencia de anuncios es lo que, también, la ha vuelto atractiva. Aunque lo que en realidad hace del sitio algo relevante es que no sólo se venden y compran productos, sino que se ha tornado en un pretexto para que, en la mayoría de los casos, quienes compran productos terminen embarcados en situaciones afectivas.

Publicado en diario Milenio

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