Brecha digital

lunes, 18 de septiembre de 2006

No deja de ser curioso y hasta cierto punto soberbio decir que nuestra era es la del conocimiento, que la solución a toda problemática social se puede hacer únicamente de la mano de las nuevas tecnologías. En estricto sentido, como dice Manuel Castells, en diversos momentos del desarrollo de la humanidad distintas sociedades han sido de conocimiento y adjudicarnos en los tiempos que corren ese papel no deja de ser absurdo.
Aunque tal vez lo que está en juego cuando se dice esto, es el deseo de ponerle un nombre a una era en donde se viven profundos cambios en los terrenos de la ciencia y la tecnología, que algunos ubican como el corazón de una tercera revolución industrial impulsadas por las nuevas tecnologías. El 17 de mayo pasado se llevó a cabo el día mundial de la sociedad de la información, motivándose de nuevo un viejo y absurdo equívoco que confunde que piensa que lo central está en la información, en el acceso a la misma, y olvidándose que eso por si mismo no genera conocimiento alguno.
Recientemente la AMIPCI informó que el país llegará en el año que corre a 20 millones de usuarios de la red de redes, mientras que el INEGI indica que cuatro de cada diez personas ingresan a desde espacios públicos, mientras que tres lo hacen en su casa y dos desde su lugar de trabajo. Pero tal vez, el problema fundamental desde un país tan desigual como el nuestro es entender que el conocimiento no se construye sólo por la vía cuantitativa, que no es únicamente con mayor número de máquina conectadas a internet como se adquiere el conocimiento, ya que la brecha digital tiene que ver también con las formas de apropiarse de tales instrumentos, con los procesos de capacitación que respaldan dichos usos.
Incluso el gobierno en turno a través del titular del e-México ha indicado que al concluir la presente administración se alcanzarán a tener 10 mil centros comunitarios digitales, cuestión que queda ya muy lejos del otrora optimismo que el presidente Fox derrochó al iniciar dicho programa e indicar que se alcanzaría el 80 por ciento de la población nacional.
En donde debe ponerse atención es en la denominada brecha cognitiva, porque es en tal terreno en donde se gestan buena parte de las competencias que demanda el mercado a los nuevos egresados, y es una tendencia que seguirá incrementándose en los años venideros. La brecha del conocimiento es en realidad mucho más profunda y antigua, ya que no sólo traza una división profunda entre países del hemisferio norte y los del sur, sino también dentro de cada sociedad. En nuestro entorno son tres regiones que concentran el 70 por ciento de usuarios de Internet (Distrito Federal, Jalisco y Nuevo León), mientras que estados como Oaxaca y Chiapas prácticamente no tienen ningún peso significativo en el número de usuarios a escala nacional.
El agravamiento de disparidades sociales, nacionales, urbanas, familiares, sociales y culturales que afectan a muchos países, así como la persistencia de las desigualdades entre los sexos. La proporción de niñas y jóvenes del mundo sin escolarizar se eleva a 29% y las mujeres están insuficientemente representadas en el ámbito científico. Para superar estos obstáculos, las naciones van a tener que invertir en educación, investigación, fomento de la información y desarrollo de "sociedades del aprendizaje". Aquellos que no inviertan suficientemente en conocimiento, en educación y ciencia de calidad, pondrán en peligro su futuro.

Publicado en diario Milenio

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