La química del amor

jueves, 18 de mayo de 2006


De repente el corazón se acelera, se siente que revoletean mariposas en el estómago y se puede pasar de la euforia al atolondramiento. Esa sensación de que “la canoa hace agua” es parte del proceso que se conoce como enamoramiento apasionado, algo que según el sociólogo italiano Francesco Alberoni es un sentimiento que las parejas de enamorados experimentan por corto tiempo. Pero mientras que para los enamorados es un sentimiento mágico, un proceso lleno de poesía, resultado de las bondades románticas de la luna, los científicos tienen una opinión diferente. Para ellos esa vorágine de sentimientos se debe a una burda reacción química, la cual es causada por los altos índices de neurotrofinas en la sangre. Recientemente científicos italianos de la universidad de Pisa se encontraron con que los niveles más altos de neurotrofinas en el plasma se hallan en los individuos que se acaban de enamorar o están enamorados. Pero también indican que si la relación continúa más de uno o dos años, los enamorados sufren una merma en la cantidad de 'la molécula del amor', que disminuye a los mismos niveles que las personas que tienen varios años de matrimonio. Amores digitales Pero a pesar de todos esos datos, en la red estas situaciones dan lugar a otras elucubraciones. Lo cierto es que dentro del catálogo de recursos con que cuentan las personas para buscar el amor están los contactos efectuados por internet. El que muchas personas desnuden por completo su alma en un chat o un servicio de mensajería instantánea, no tiene que ver tanto con cuestiones estrictamente químicas, sino con necesidades y sentimientos concretos que pueden ser mejor explicados desde la psicología, la sociología o la antropología que desde la química. Lo que sigue siendo un misterio es cómo explicar que hasta las personas de países desarrollados, que supuestamente habían optado por no involucrarse en cuestiones amorosas, que han ponderado el desarrollo personal y el posponer las cuestiones de pareja para mejores tiempos, resbalen en el caso de los vínculos digitales, que del juego verbal pasen a la rutina y de allí salten a una relación más firme e incluso terminen embarcados en una relación amorosa. Esto nos remite a corroborar que a lo largo de la historia de la tecnología unos son los que crean y proponen determinadas herramientas, pero quienes en realidad al final definen muchos de sus usos son las personas, las que pueden hallarle utilidades impensadas por sus inventores. En ese infinito proceso de creación de interfaces el hombre no sólo ha modelado su entorno, sino que ha esculpido su misma estructura emocional, como bien lo ha advertido Pierre Lévy. En las relaciones que se dan de la mano del ciberespacio más que ver situaciones derivadas de una reacción química, de altos índices de neurotrofinas en los usuarios, presenciamos una situación descrita por Victor Turner, en el sentido que en toda etapa de profundos cambios, como la que hoy vivimos con la masiva presencia de las nuevas tecnologías, se viven situaciones de transición o lo que él denomina de liminalidad. Estos son los pasajes de ritos en donde los sistemas de clasificación, valores, normas apropiadas, prácticas humanas y aspectos culturales importantes de una sociedad son sujetos a revisión y por lo mismo resulta posible plantearse nuevas formas de vida, de relacionarse y vincularse de una manera inédita, como es lo que acontece en el caso de las relaciones amorosas.
antulio.blogspot.com

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