La crisis de Linux

jueves, 13 de octubre de 2005

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Fue el talentoso finlandés Linus Torvalds quien dio vida al sistema operativo Linux, que se ha convertido en una alternativa para hacer llegar la computación a más personas. Fue el 5 de octubre de 1991 cuando este rebelde de la programación lanzó oficialmente ese sistema operativo. En estos 14 años miles de programadores lo han mejorado, ganando adeptos y cambiando el concepto de programación al volverlo abierto y gratuito. A pesar de sus innegables virtudes Linux sigue siendo elitista. Sus usuarios apenas superan a los de Macos de Apple, y están muy lejos de los de Windows.
En este lapso Linux ha congregado las simpatías de algunos gobiernos. Un caso destacado es Brasil, que desde la llegada de Lula se dedicó a promoverlo a escala mundial. El Banco de Brasil (BB) creó la Organización Mundial de Software de Código Abierto, con sede en Brasilia, con el objetivo de promocionarlo para reducir la brecha computacional entre países ricos y pobres. Para recortar gastos gubernamentales y conformar una industria local de software, se dijo que las 200 mil computadoras del BB se cambiarían a Linux en un lustro y que ese mismo criterio se aplicaría en dependencias gubernamentales.

Planes truncos
Pero estos planes se vieron trastrocados por la reciente crisis política que vive el gobierno de Lula por supuestos financiamientos ilegales en su campaña, lo que puso patas arriba no sólo a su mismo gobierno sino al plan de adopción de Linux. Muchos de los simpatizantes de este sistema operativo perdieron sus puestos en el gabinete, el Instituto Nacional de Tecnología de Información (ITI), la instancia encargada de liderar la implementación de Linux en todos los organismos de la administración brasileña, tuvo muchos problemas para impulsar su uso.
Resulta que el otrora encargado del ITI, Sérgio Amadeu, fue encontrando piedras en las diferentes instancias públicas y su plan de que las dependencias gubernamentales no compraran software propietario no tuvo eco. Algunas de plano le dieron la espalda y rechazaron el uso de Linux. Los ministerios de Ciencia y Tecnología y el de Desenvolvimiento, Industria y Comercio, se negaron a migrar a sistemas abiertos y otros se declararon partidarios de Windows. Asimismo, las ventas de equipo con Linux se mantienen muy por debajo de lo estimado. Estos fueron algunos factores que al final llevaron a Amadeu a renunciar.
Además, recientemente la alcaldía de Munich, que ha optado por migrar a la plataforma de código abierto, declaró tener dificultades para efectuarlo. Este era uno de los programas más publicitados en Europa e implicaba la adopción de Linux en 14 mil equipos de la administración pública. El que la mudanza se prolongue seis meses más, es una propaganda negativa para Linux porque otros países interesados en hacer lo mismo, lo pensarán dos veces ya que si en una nación desarrollada tienen complicaciones para lograr esa transformación, entonces qué les espera a aquéllas en vías de desarrollo que no tienen tantos talentos en programación.
Sin embargo, por paradójico que suene buena parte del futuro de Linux no depende tanto de lo que haga o deje de hacer Microsoft, sino de que estos proyectos puedan concretarse, ya que de esa manera Linux podrá realmente alcanzar a más usuarios y afianzarse en otras partes del mundo.
Publicado en el diario Milenio, 2 de octubre 2005.
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1 comentarios:

Raul Lilloy dijo...

es que no hay "pasta" en pasarse a linux es la razon del fracaso.

 
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