Absurdo modelo musical

jueves, 13 de octubre de 2005

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Es “misterioso” y contradictorio el desempeño de la industria musical, que ha mantenido una dominación del mercado con precios altos pese a la constante baja de los costos de producción de discos, de darle la espalda a los avances tecnológicos y las nuevas formas de distribución y de hacer caso omiso de las necesidades del consumidor. Los cuatro grandes sellos dominan el 80 por ciento del mercado mundial, facturan alrededor de 30 mil millones de dólares anuales.
Por si eso no fuera suficiente la industria musical sigue quitándose enemigos de su camino y recientemente el Tribunal Supremo de Estados Unidos calificó de ilegales los servicios P2P que a la postre llevaron al cierre del sitio WinMX. Otros más como Kazaa, BearShare están en la mira y es probable que dentro de poco puedan pasar a mejor vida o bien se reconviertan, como fue el caso de eDonkey, en servicios de paga. De ninguna manera esto marca el fin de la redes P2P y de los intercambios de música en línea, pero sí refleja la voraz actitud de una anquilosada industria.

Todo el pastel
El consorcio discográfico es insaciable y semanas atrás hizo evidente lo que eran sólo rumores: incrementará los costos de las melodías en línea, para, según ellos, resarcirse de las pérdidas que le supone la piratería y compensar las pocas ventas de discos compactos en internet ya que los usuarios sólo adquieren una o pocas melodías de un acetato. A principios del próximo año sabremos realmente si las melodías pasan de 99 centavos de dólar en promedio, lo que cuestan ahora, a 1.45 dólares como desea la industria discográfica, cuando se renueve el contrato entre éstas y la tienda iTunes de Apple.
El problema para las tiendas en línea es que la venta de música no es un negocio para ellas, porque la mayor cantidad del costo de cada melodía le queda a los sellos. A eso se agrega que la parte obtenida por las tiendas no es suficiente para pagar los costos de mantenimiento del sitio. Las discográficas con la venta en línea se saltaron varios eslabones de la cadena de suministro, se ahorraron casi el 50-60 por ciento de lo que le pagan a las tiendas por la venta de discos compactos, pero curiosamente en línea aplican los mismos criterios que con un distribuidor convencional.
Un ejemplo de lo mal que la pasan las tiendas en línea es Napster. A primera vista Napster.com es un éxito, tiene más de 500 mil abonados, pero la realidad es otra: cada suscriptor generaba en diciembre pasado ingresos por 15 dólares, mientras que a ella le costaba ofrecer el servicio 15,80 dólares; es decir, una pérdida de 80 centavos. En agosto pasado la situación se complicó más, cada suscriptor dejaba un beneficio de 14,15 dólares, pero la compañía gastaba 19.60 dólares... ¿Por qué no cuadran las cifras y por qué a mayor número de abonados se incrementan las pérdidas? Esto se debe a que la industria discográfica se queda con más del 90 por ciento de los ingresos generados por la venta de música en línea.
Si aumentan los precios de las melodías, lo que se fomentará es el uso de las varias redes de intercambio P2P aún existentes. Aunque a largo plazo es factible imaginarse que se desarrollen redes clandestinas de mediano y pequeño tamaño, en donde sus usuarios sean personas que ya se conocen directa o indirectamente, y en donde la vida de las mismas será de una reestructuración perpetua. Con estas medidas la industria musical en vez de favorecer el fin del intercambio de música en la red termina por sofisticarlo y alimentar esa cultura.
Publicado en el diario Milenio, 10 de octubre 2005.
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