La música rentada

martes, 28 de junio de 2005

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Hace seis años se dio a conocer Napster, el programa de intercambio de archivos musicales que vino a generar un verdadero terremoto en el campo musical. Desde su lanzamiento muchas cosas han sucedido, pero el consorcio discográfico sigue mostrándose como uno de los más vigorosos de la industria del entretenimiento. Desde su surgimiento éste basó su fuerza y poder en los cambios reportados por la industrialización, la reconversión industrial y la llegada de la sociedad de servicios. Hoy la música es imprescindible para millones de personas y ella se propaga por el ciberespacio, se recibe en teléfonos celulares y en asistentes personales.
El caminar de la música grabada comenzó con la invención del fonógrafo en el siglo XIX y actualmente es una de las actividades que prefieren disfrutar en su tiempo libre gran parte de los habitantes del planeta. Un ejemplo de la importancia de la música en la sociedad contemporánea es que en los últimos 35 años el estadunidense promedio ha incrementado el tiempo dedicado a escucharla. En 1970 le otorgaban un 2.6 por ciento de su ocio, mientras que el año pasado ese lapso había alcanzado un 9.1 por ciento. Se estima que el tiempo consagrado a escuchar música grabada en ese país es de 45 minutos diarios.

El fin de la propiedad musical
Uno de los máximos sueños de la industria discográfica es acabar con la distribución ilegal de música, con la piratería que pulula dentro y fuera de la red. El consorcio discográfico piensa que su mejor aliado para efectuarlo será, precisamente, el ciberespacio y los satélites. La idea es que en el futuro la música sea sólo escuchada. La industria musical estaría dispuesta a abandonar el disco compacto como medio dominante de distribución musical, pero sólo si se consolida el modelo de venta de música por internet o vía satélite. Aquí se trata de que los usuarios no puedan grabar en discos ópticos la música obtenida de la web, sino únicamente escucharla en reproductores portátiles. Gracias a la convergencia tecnológica se piensa que la música esté disponible sólo para equipos de cómputo, asistentes personales o teléfonos celulares. De esa manera se trataría de articular un modelo basado en “pagar por escuchar” orientado exclusivamente a la renta de las melodías o álbumes.
No es la primera vez que se anuncia la instauración de un nuevo modelo destinado a enterrar el pasado. Empedrado está el ciberespacio de supuestos y de yerros, como muestra recordemos la tecnología push, la webTV o la extensión de la economía digital a todas las actividades humanas, que fueron anunciadas un día como un destino próximo e inexorable pero que hoy están hundidas en el olvido. El problema es que en el caso de la renta de música debemos considerar que si bien el grueso de melómanos no son unos fanáticos de Adam Smith sí son voraces coleccionistas de música que desean conservarla y usarla en diferentes reproductores.
En todo caso lo que será factible ver en el futuro es la articulación de distintos modelos de distribución musical o sino cómo entender que en nuestro país dicha industria ensaye desde hace varias semanas la venta de discos a cuatro dólares. En este caso el objetivo es claro: vender discos compactos a precios muy bajos con el fin de frenar la piratería. Pero la industria discográfica también apuesta tímidamente por vender música en línea y medir el comportamiento del mercado. Lo que se visualiza, pues, no es la instauración del modelo de música rentada y de distribución musical, no sólo por las características diversas que tienen los consumidores musicales, sino porque los factores de desigualdad de los países obligan a pensar en modelos que contemplen tales características. Y por lo mismo la cultura que Napster generó hace seis años tampoco acabará del todo.
Publicado en el diario Milenio, 26/06/2005.
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La felicidad de los mexicanos

miércoles, 22 de junio de 2005

textoalternativoLa felicidad parece estar de moda entre los investigadores y en muchas disciplinas se habla de ella. Pero el término tiene múltiples aristas y significados que dependen del área de conocimiento que la defina y del contexto en que se aborde. Últimamente a los sociólogos y politólogos les ha dado por hacer indagaciones sobre este fenómeno. Un caso
sobresaliente es el de Ronald Inglehart, investigador del Centro de Estudios Políticos de la Universidad de Michigan, quien desde tiempo atrás se dedica a estudiar la situación de la felicidad en las sociedades contemporáneas. Recientemente acaba de dar a conocer un estudio efectuado en 82 países para medir este sentimiento. El mismo está disponible en www.worldvaluessurvey.org y vale la pena acercarse a él porque es interesante.

Felicidad para todos los gustos
Los resultados del estudio no dejan de ser paradójicos porque el sentimiento de felicidad es variable. Una de las conclusiones importantes es que las personas más felices del mundo no están en los países más ricos. El estudio indica que la felicidad no la genera el dinero o la acumulación de bienes materiales, como sostienen economistas y otros investigadores en las ciencias sociales. Partiendo de dos factores, el sentimiento de felicidad (personas que se declaran felices) y la satisfacción (personas que se declaran satisfechas de la vida que llevan), el estudio extrae los datos correspondientes.
De acuerdo con ellos los habitantes más felices del planeta están en Puerto Rico, pero los que siguen en el ranking son, curiosamente, los mexicanos, que uno pensaría que tendrían pocos motivos para serlo en medio del desempleo, de braceros que abandonan el país continuamente, de inseguridad y una serie más de habituales malestares. Más atrás están los habitantes de Estados Unidos (lugar 14) y Suecia (lugar 17).
Ese resultado no es único ya que Robert Biswas-Diener y Richard Layard, investigadores de la Universidad de Illinois, en su Encuesta Mundial de Valores llegan a las mismas conclusiones que Ronald Inglehart. En todo caso parece que en gran medida el factor determinante para sentirse feliz radica en la socialización, la adaptación, pero sobre todo la Cultura. Los investigadores concluyen que algunos pueblos son por naturaleza felices, como el mexicano, que parece que cualquier situación que sufra no lo hará moverse de su estado de gozo. Aunque los resultados del estudio indican que en general los latinoamericanos están entre los más satisfechos con la vida que llevan en su nación.
El índice de confort material para nada pues, garantiza la felicidad, y sino que lo digan los nipones, que viven en uno de los países más ricos del mundo pero están en el lugar 40 de la clasificación, un poco antes, en el 38, está Uruguay, curiosamente una de las excepciones en Latinoamérica. Una primera aproximación indica que la democracia juega un papel importante en el sentimiento de felicidad. Un caso es Suiza, 6 en la clasificación, en donde su sistema de participación directa de los ciudadanos, en los asuntos públicos, lleva a la población a tener la impresión de que eso le permite ejercer un mayor control de su misma existencia.
Aunque tampoco ésta es siempre sinónimo de felicidad: los países menos felices son los del exbloque comunista (Rusia, Georgia, Rumania, Bielorrusia...) que llegaron a la democracia pero en cambio sus habitantes no han podido alcanzar la felicidad. Después de ver estos resultados y percatarse de la abundancia de estudios sobre la misma, uno está tentado a suscribir lo dicho por Maurice Maeterlinck en el sentido de que cuando uno dice que sabe lo que es la felicidad, se puede suponer que ella en realidad se ha perdido.
Publicado en el periódico Milenio, 19 de junio 2005.
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Pornografia infantil

martes, 14 de junio de 2005

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Antes de que internet fuera un medio de comunicación masivo ya habían personas como Theodor Roszak que pensaban que podía ser usado para multiplicar el delito. Para él la red no tenía que ser la excepción en la historia de los medios de comunicación, pero los hippies reconvertidos a ciberhippies creían que no había nada que temer, la red despertaría en los usuarios pura “buena onda” y ellos mismos desterrarían a los delincuentes y a todos los que la usaran para aspectos cuestionables.
Hoy sabemos que en internet existen delitos y delincuentes, como los hay fuera del ciberespacio. Sin embargo, por la abrumadora manera en que los medios dan cuenta de los delitos y perversiones que habitan en la red, pareciera que eso sólo pasa en el ciberespacio y que, en cierta medida, suceden por culpa de su existencia. A pesar de que el teléfono es usado por los delincuentes, las noticias que hablan de él como propulsor del delito son prácticamente inexistentes. En buena medida esa situación es comprensible porque lo mismo que hoy sucede con internet se vivió en el pasado con el teléfono y porque ya está tan introyectado su uso en el imaginario colectivo que no es noticia abundar en los usos negativos del mismo.

Precipitaciones y errores
Uno de los aspectos perniciosos que siempre se enfatizan de la red es su vinculación con la pornografía infantil. Recientemente Anesvad dio a conocer la existencia de cuatro millones de sitios con contenidos pornográficos infantiles, una noticia que ha tenido gran eco en los medios de comunicación del planeta, pero la misma organización se ha encargado de contradecir ese dato. Según refiere Anesvad cada día se crean 500 nuevos sitios pornográficos, lo que indicaría que se han llevado más de 22 años para llegar a los cuatro millones de sitios. Absurdo totalmente porque la masificación de la red data de 1995 en adelante.
Es muy difícil cuantificar el total de páginas, porque de manera constante surgen y perecen sitios. A pesar de que no hay instancias que nos permitan contar con una verdadera estimación de los mismos, el más reputado en la medición de sitios web en este momento, Netcraft, indica que al concluir el año pasado existían más de 63 millones de sitios. Eso significaría que los cuatro millones de páginas de pornografía infantil estimadas por Anesvad serían equivalentes al ocho por ciento del total de sitios en internet. Esto es exagerado, e implicaría que cada vez que el usuario navega se topa con tales sitios, pero en realidad si algo distingue a quienes practican la pornografía infantil no es, precisamente, hacer páginas sino aprovechar zonas de alto tráfico, por ejemplo chats, para contactar a los niños o adolescentes o para intercambiar materiales con los interesados.
Mientras no contemos con mediciones confiables hay que tomar los números con precaución, pero tal vez lo mejor por ahora sea que organismos como Anesvad, en vez de demonizar tanto el uso de este medio de comunicación, hiciera esfuerzos por buscar la manera de efectuar mediciones más realistas, de cuantificar con mayor precisión, ya que de lo contrario terminarán por ocasionar que uno se vuelva hostil a las estimaciones y datos, que desconfiemos de su credibilidad. Pero tampoco se pueden seguir sosteniendo utopías que desean imponer a la realidad ciberespecial un plan elaborado hasta el último detalle, en donde cada uno respeta al otro y prevalece la tolerancia, olvidándose que las representaciones de la realidad y la realidad misma no son iguales.
Publicado en diario Milenio, 12 de junio 2005.
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Ciberdesiluciones

jueves, 9 de junio de 2005

textoalternativo “Yo tenía que haber nacido mejor en la selva para no verme envuelta en esas porquerías de fraudes y de manipulación”, nos comentó con amargura Lucia durante la charla que sostuvimos en línea y en donde nos relató su experiencia amorosa en la red. Ella mantuvo durante seis meses una relación virtual con Federico, un español, al cual conoció una noche en una de las salas de Planet. Lucía llegó a esa relación digital precedida de ocho meses de separación de su esposo, su ingreso al chat se dio en parte por la lectura que había hecho de un artículo aparecido en una revista que relataba experiencias de personas que encontraron el amor de su vida a través de internet.
Desde el primer momento que habló con Federico quedó encantada con su conversación y fue así como nació una relación virtual que dos semanas después se trasladó al teléfono. Así transcurrió un periodo de intercambio epistolar, hasta que él decidió venir a México el año pasado a verla y después de amarse y de vivir un idilio de fantasía se separaron y juraron que pronto estarían viviendo juntos en Madrid. Pero al poco tiempo de regresar a su país Federico se borró literalmente del mapa: su teléfono no respondía, su correo electrónico se quedó mudo y prácticamente se lo tragó el ciberespacio. Después de cuatro meses de buscarlo vía telefónica, del retorno de mensajes y hasta de una carta enviada vía postal, decidió que nunca más volvería a meterse en amores virtuales y llena de rabia y amargura se declaró enemiga de los vínculos mediados por computadora.

Posturas encontradas
Las “imposturas” digitales abundan. En realidad la red es un río infinito de seducciones y de mentiras. El caso de Lucía no es único y muchas féminas han descubierto un día que la persona que aman con tanta intensidad, que les roba el sueño en las noches y que conduce a su imaginación a estar sólo al servicio de las divagaciones amorosas de pronto se torna en lo contrario, en un monstruo que atropella su intimidad.
La red, no podemos olvidarlo, es una selva en donde pululan las ficciones románticas, muchos engañan y manipulan sin misericordia los sentimientos de los otros. El ciberespacio es, si se vale el calificativo, el reino de la desilusión. Es muy fácil que después de un intercambio epistolar muchas mujeres terminen venerando el alma y el corazón del otro, y gracias a la webcam o las charlas telefónicas alimenten mucho más el engaño y la seducción que como virus se reproducen en la red.
Sin embargo el psicólogo Kenneth Gergen dice que quien acude de manera recurrente al disfraz, quien cuenta con un amplio repertorio de vestimentas para deambular por diversos territorios, en realidad tampoco se desprende de sí mismo a lo largo de sus conversaciones. Pero según el experto adoptar perfiles distintos (alimentar ficciones personales, tener voces diversas y disímbolas, convertirse en muchos personajes, poner énfasis parcial o provisionalmente en las almas que uno posee), no desemboca en efectos dañinos, es una vía terapéutica, claro esto siempre y cuando dicha libertad no lleve al usuario a asumir permanentemente la identidad suplantada, como lo han sufrido muchas mujeres en internet.
Publicado en el periódico Milenio, 5 de junio 2005.
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La bancarrota de Darwin

miércoles, 1 de junio de 2005

textoalternativoMax Weber menciona que el siglo XVIII es portador del Iluminismo, pero también da paso a una reorganización en las maneras de construir el conocimiento. Para el sociólogo alemán en ese periodo no sólo surge la racionalidad como factor indispensable para construir el saber, sino que éste marcó el declive de la Iglesia como institución determinante del desarrollo del conocimiento. El proceso da paso a subsistemas racionales (científico, económico, político, estético...) caracterizados porque los especialistas determinan el valor de los mismos, de suerte que cada uno de ellos conlleva un proceso secular, estableciendo una separación tajante entre ciencia y teología, entre conocimiento y religión.
Para Weber reconciliar ciencia y fe es imposible, son incompatibles, conforman paradigmas distintos, son dos formas radicalmente opuestas de ver el mundo. Pero hoy día se lleva a cabo un debate en Estados Unidos que va en sentido contrario de lo adoptado desde el siglo XVIII. La comunidad científica de esa nación está enfrascada en una batalla contra el “diseño inteligente”, que se opone al evolucionismo darwinista y postula que la vida en el planeta es obra de una inteligencia superior. Desde que Darwin publicó El origen de las especies en 1859, su teoría evolucionista ha sido la dominante, pero ahora es cuestionada por algunos biólogos y personas provenientes de grupos cristianos, quienes opinan que el evolucionismo ofrece una respuesta insatisfactoria sobre el origen de la vida, que existen algunas que fueron diseñadas por una inteligencia superior.

Red y resonancias
Pero mientras consejos de educación en Kansas y Texas discuten la validez del diseño inteligente, ella ya está presente en internet y muchas aulas de escuelas conservadoras. Dicha “teoría” fue popularizada por Phillip E. Johnson quien en 1991 la suscribió en su obra Proceso a Darwin, en donde argumentó que el modelo científico de la evolución por selección natural es insuficiente para explicar el origen, la complejidad y la diversidad de la vida. Sitios como el Instituto de Investigación sobre la Evolución Humana o la Coordinadora Creacionista son sólo dos ejemplos de que dicha teoría cuenta con adeptos en la red.
Pero en medio del revuelo generado por ese debate ahora surgen seguidores del inglés Samuel Birley Rowbotham, quien en el siglo XIX publicó “Astronomía Zetética...” en donde postula que la Tierra es plana, lo que derivó en la conformación de la Sociedad Internacional de la Tierra Plana (SITP). Los seguidores de esa teoría son personas que no comparten el hecho de que el mundo es redondo ya que eso niega la divinidad de Cristo. Defienden que el mundo es plano porque es la única manera de justificar que Cristo resucitó y subió al cielo. Pero por absurdo que suene, la SITP se ha fortalecido con la discusión sobre el diseño inteligente, por lo que sus seguidores se concentran alrededor de sitios como The Flat Earth society, que reúne buena parte de los boletines editados por Charles Johnson, último presidente de la SITP, que vuelve a tener adeptos.
El diseño inteligente no cuestiona tanto el evolucionismo o el mismo método científico sino el mismo proceso de secularización, pero además es reflejo de que en Estados Unidos no existe ninguna ley que proteja de manera directa la práctica científica, para que no se vea expuesta a los vaivenes electorales e ideológicos y a que dudosos órganos ciudadanos sin nada que ver con la ciencia decidan la enseñanza de la misma.
Publicado en el diario Mile
nio, 29 de mayo 2005.
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