La moda el sexo rápido

martes, 1 de marzo de 2005

Parece que las empresas telefónicas han cambiado de giro, en la actualidad su negocio más importante no está en la telefonía fija, sino en los servicios conexos surgidos con la revolución que se vive en las telecomunicaciones. De paso eso reafirma algo que estimularon esas compañías, sin proponérselo, desde su surgimiento: alentar pasiones amorosas y encuentros sexuales.
Hoy día uno de los negocios más importantes para las empresas telefónicas son los mensajes cortos o SMS, que gracias a la acelerada sustitución que se vive de la telefonía fija por la móvil, ha venido a generar nuevos hábitos y estilos de vida entre millones de personas en el mundo. El volumen de mensajes cortos que se intercambian actualmente, denotan un crecimiento espectacular de las comunicaciones, de que la gente está entusiasmada con lo sencillo y rápido que es enviar un mensaje para mantenerse comunicado con otras personas. Sus mayores usuarios son los adolescentes y jóvenes que han adoptado el SMS como un signo generacional genuino y una de las formas en que afianzan su identidad.
Según datos de The Economist, cada día se envían en el planeta más de mil millones de mensajes cortos, desde teléfonos celulares o internet, que forman parte de una industria en crecimiento que por ahora genera ingresos diarios por más de 100 millones de dólares. Dentro de ese intercambio de mensajes lo que causa furor entre jóvenes y solteros empedernidos es el envío de SMS anónimos a usuarios que tienen dispositivos bluetooth, con el objetivo de trabar amistad con desconocidos y, sobre todo, de tener una intensa y rápida relación sexual. La práctica se conoce como “Toothing” y despierta un interés desmedido entre los usuarios de la telefonía celular de Europa y Estados Unidos. Para los jóvenes esta vía de interacción es importante porque es apta para los encuentros sexuales rápidos y furtivos con personas que no conocen y que probablemente nunca más vuelvan a ver en su vida.

A ciegas pero satisfechos
Mientras por doquier se censuran y critican las citas a ciegas, los jóvenes parecen entusiasmados en condimentar su existencia a través de encuentros volátiles y efímeros que concretan armados de sus celulares en espacios públicos, restaurantes, bares, centros comerciales, autobuses, metro, etcétera. A pesar de las limitaciones de efectuar estos encuentros, porque el alcance de los dispositivos bluetooth tiene un radio muy limitado que no supera los 10 metros, se ha convertido en una forma novedosa de ligue que trae de cabeza a millones de usuarios de dispositivos móviles de comunicación como celulares, PDAs o computadoras portátiles. Tal es la fiebre que recientemente una encuesta efectuada en Italia, por el periódico La Repubblica, arrojó que el 70 por ciento de las personas que acaban de adquirir un teléfono celular lo hicieron para practicar el Toothing.
Por lo pronto no faltan psicólogos sociales y sociólogos que ubican a estas fiebre por lo furtivo como el más vivo ejemplo de apropiación que los jóvenes hacen de su tiempo y de las urbes, porque estos encuentros sexuales se concretan en autos estacionados en garajes o en las mismas calles; en baños de estaciones de metro, de autobuses o de supermercados; en casas abandonadas o en refugios improvisados al calor del deseo. Así tal parece que estos ligues forman parte del tránsito acelerado de la cultura de lo efímero, pero en donde curiosamente la trasgresión no está en los mismos actos sexuales volátiles sino en el rompimiento que hacen las personas de su vida diaria.
Artículo publicado en el periódico Milenio, 27 de febrero 2005.
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