Elecciones en Brasil

sábado, 13 de noviembre de 2004

Brasil ha sido el único país en el planeta que ha usado en tres ocasiones un sistema electrónico de votación para cubrir sus procesos electorales, con lo cual ha demostrado que las condiciones socioeconómicas no son impedimento para modernizar los mecanismos de elección de sus representantes. En octubre pasado se llevaron a cabo los dos procesos electorales (primera y segunda vuelta) para elegir al presidente de esa nación bajo un esquema electrónico que a la postre llevó a Luiz Inacio "Lula" da Silva a la Presidencia de ese país.

Nada del otro mundo es que un país democrático lleve a cabo procesos electorales, pero lo curioso del caso brasileño está en los instrumentos usados. Sorprendió ver a los electores de esa nación no sufragar en una casilla con papeletas, como sucede aquí, o atrás de una mampara como acontece en Estados Unidos, sino en una urna electrónica, un aparato similar a un cajero electrónico.

Las recientes elecciones de Brasil fueron las primeras en las que el voto electrónico se implantó en el total de casillas. Pero eso implicó poner en marcha un mecanismo electrónico en un país tan desigual, con más de 170 millones de habitantes de los cuales 22.8 millones (13.8% de la población) de los que tienen más de 15 años no saben leer. Las elecciones tuvieron lugar en más de 300 mil lugares de votación, lo que significó poner en cada casilla uno o dos de esos aparatos (406 mil en total), franquear las precarias condiciones tecnológicas y de comunicación del norte de esa nación. La tendencia electoral electrónica inició en las elecciones legislativas de 1996, cuando el voto electrónico ocupó un tercio del total. Dos años más tarde casi llegó a 60%. En las últimas elecciones se prescindieron de las boletas y las urnas de madera o cartón. Lo invertido en el último proceso electoral superó los 200 millones de dólares. Los comicios estuvieron precedidos de una intensa campaña en la televisión para orientar a la ciudadanía sobre la manera de sufragar. Incluso todavía se puede ver en Tribunal Superior Electoral (TSE: www.tse.gov.br/) un clip de funcionamiento de dichas casillas. Además, la publicidad demuestra la antisolemnidad brasileña: en la emulación están algunos personajes históricos y artistas: por ejemplo, la lista 91 tiene como candidato para presidente al rockero Cazuza. A pesar de que se tomaron las medidas necesarias para evitar problemas (tres ejemplos: que los ciegos sufragaran en aparatos con teclas que contaban con el sistema braille, que los lugares sin energía eléctrica contaran con baterías móviles para las urnas o que se hicieran simulacros entre analfabetas), tampoco se evitaron algunas irregularidades, por cierto consultables en el ya referido sitio del TSE. Sin embargo, a pesar de los inconvenientes e impugnaciones, las irregularidades están muy lejos de lo ocurrido en 1998, cuando incluso algunos muertos votaron, o de los comicios tradicionales cuando eso era lo sobresaliente.

El proceso electoral brasileño ha sido un éxito si se toma en consideración que las más recientes elecciones presidenciales de Estados Unidos demoraron 36 días para emitir el resultado final y terminó en un conteo manual de boletas, y que un porcentaje no despreciable de las urnas electrónicas usadas en algunos estados presentaron graves fallas. Pero a pesar de lo logrado por el sistema electoral brasileño, todavía queda mucho por hacer e imaginar para que los procesos electorales puedan efectuarse a través de Internet.

Publicado en etcétera, diciembre 2002.
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